IAM/ALJ Todo país que aspire a construir una fiscalidad justa debe tener una justicia social detrás, es decir, que aquellos que más tienen más contribuyan a la hacienda pública. Así lo creo, así lo digo y así debe ser.
Desde hace tiempo soy pensionista y, por tanto, no estoy afectado por el debate abierto entre Gobierno y Unidos Podemos para elevar el IRPF a las rentas altas, pero no a las rentas del capital. Este planteamiento a mi juicio es de lo más confuso y demagógico, sobre todo cuando no han tratado aún sobre el impuesto a la banca y sus privilegios fiscales. El sector bancario es el que goza de mayores privilegios fiscales entre las grandes corporaciones.
En 2016 el Banco Santander ganó más de 7.000 millones de euros y pagó 0 euros de impuesto de sociedades. El problema del sistema fiscal -endémico, por otra parte- en nuestro país no radica en los tipos aplicables a las rentas declaradas más altas (sean estas de 120.000 o más euros anuales), sino en lograr que sean visibles todas las rentas a efectos fiscales, sean del trabajo, del capital, del patrimonio o de otros orígenes, y eso se hace reforzando la lucha contra el fraude fiscal. Porque está demostrado que hay demasiados ricos que no pagan y demasiada economía sumergida en nuestro país.
Plantear otra cosa como lo más relevante, no solo puede ser injusto, sino innecesario, y sobre todo engañoso, aunque ya lo he dicho, para que haya justicia fiscal los que más tienen deben contribuir más a la Hacienda pública. La propuesta “simbólica” de Unidos Podemos para elevar el IRPF a las rentas más altas (a partir de 60.000 euros de sueldo anual), según el sindicato de los técnicos del Ministerio de Hacienda, Gestha, solo afectaría al 0,46% de los declarantes, es decir, a 90.788 contribuyentes, y recaudaría 400 millones de euros más al año. Al final, “chocolate el loro”. Pero si se hiciera lo mismo con las rentas de capital, se afectaría también a pocos, el 0,44 % de los perceptores de las mayores rentas de capital, 86.198 personas, pero se recaudarían 1.500 millones de euros.
La explicación de la diferencia la da Gestha: “El máximo de tributación de la clase media trabajadora es del 47% y el de las rentas del capital o del ahorro del 23%”. A qué jugamos. No creo que la propuesta de Unidos Podemos sea la mejor para mejorar la fiscalidad y la desigualdad. El conocimiento es objetivamente mejor que la ignorancia para cualquier asunto. Y saber a quién beneficia la subida de impuestos para el próximo Presupuesto General del Estado es verdaderamente importante sobre todo para la clase trabajadora de renta baja, media y alta.