TCAM-NACIONAL/DAVID SAN JOSÉ
Como un cuento que llega a su fin o como cuando el sol alcanza el ocaso absoluto… la Liga ha finalizado en el Camp Nou. El Madrid ha terminado con cualquier esperanza del Barcelona tras vencerlo en su propio feudo por 1-2. No fue un partido brillante, pero el estilo de Mourinho se impuso claramente al de Guardiola.
El partido comenzó como nos tienen acostumbrados los últimos Clásicos, ida y vuelta, pues el Barcelona no conseguía tener todo el dominio al que suele someter a sus rivales. De hecho, la primera de peligro fue para los blancos. Cristiano se eleva por encima de Puyol para rematar un córner, pero Valdés responde perfectamente.
Poco después, turno para los azulgrana… Pepe se lía en la salida del balón y Alves roba como una exhalación para encarar a Casillas, que está rapidísimo, saliendo a los pies del brasileño. El encuentro era un claro toma y daca, y en el siguiente turno, en el del Madrid, llegaría el primero de la tarde. Saque de esquina que bota Di María; Pepe remata en el segundo palo y Valdés, a contrapié, deja la pelota muerta, cerca de la línea de gol. Por allí acudió, listísimo, Sami Khedira para ganarle la partida a Puyol e introducir el cuero en las mallas.
Era el 0-1 y con él se produjo el cambió de guión. El Barcelona pasó a dominar, a mover de lado a lado a un Madrid excelentemente colocado sobre el terreno de juego. Por momentos, el partido era clavado al que los blaugrana disputaron hace unos días en Stamford Bridge. La diferencia más notable es que los blancos presionaban a tope la salida del balón de los de Pep, impidiéndoles jugar con fluidez.
A pesar de ello, una posesión de pelota tan aplastante se tenía que traducir en alguna ocasión clara, como la que tuvo Xavi. Messi encontraba al de Tarrasa dentro del área y éste se la cruzaba a un Casillas que, como de costumbre, nos deleitaba con una parada digna del mejor portero del mundo.
Guardiola no aprovechó las bandas
Pasaban los minutos y el Barsa no encontraba la fórmula para hacer daño al Madrid. Extrañamente, Guardiola no estaba explotando la que posiblemente sea la máxima debilidad de los blancos, la banda izquierda. Coentrao, que contra el Bayern hizo aguas por todos los lados, no encontraba esta vez a un regateador nato enfrente de sí. El de Sampedor había puesto a Alves como extremo, ya que los azulgrana cerraban con línea de tres. El portugués no fue encarado ni una sóla vez en los 90 minutos.
La segunda mitad comenzaría con el mismo escenario. Dominio de posesión casi absoluta para el Barsa, pero apenas tiraba a puerta, hasta que al correr del minuto 70, una arrancada de Messi termina en Tello. El disparo del canterano lo saca Casillas, pero Alexis pasaba por allí y tuvo que rematar dos veces para marcar gol a un portero que parecía imbatible.
Otro cambio de escenario, pues el Barsa iba a apretar más fuerte que nunca en pos de un segundo gol que le diese alas para buscar el título de Liga. Sin embargo, pasaría justo lo contrario. Özil, maravilloso como casi siempre, visión de águila y pase sublime sobre el desmarque de Cristiano, que finaliza con una tranquilidad y una seguridad pasmosas.
A partir de ahí, un quiero y no puedo de los azulgrana, que veían en el paso del tiempo a su más feroz enemigo. Esto está terminado, acabado… el golpe del Madrid ha sido brutal, directamente al mentón, donde más duele. No han querido esperar a ganar a los puntos; ha sido un K.O. en toda regla.