IAM/Redacción La teniente de alcalde delegada de Cultura, Pilar Pintor, ha supervisado este mediodía los trabajos que se están ejecutando para la puesta en valor de los restos arqueológicos aparecidos meses atrás en las obras de un solar en la calle Juan Morrison, esquina con General Castaños.
La edil ha estado acompañada por el propietario de la parcela, hoy convertida en local comercial, Juan José Jiménez Fernández; la directora del Museo Municipal, Rosabel O´Neil, y el arqueólogo del Ayuntamiento, Rafael Jiménez-Camino.En la excavación que fue realizada en marzo del año pasado se encontró una pileta realizada con lajas de piedra y ladrillo que tiene en su fondo un lebrillo en excelente estado de conservación.La balsa está relacionada con alguna actividad industrial, lo que permite deducir que esta zona estaba ligada a uno de los barrios artesanales de la ciudad, seguramente cercano a uno de los zocos. Por sus características puede relacionarse con otras piletas de época andalusí halladas en Málaga o Granada. En estas ciudades, se han interpretado como pertenecientes a las tenerías o tintorerías, en relación a las labores de curtido y tintado de pieles.En este sentido, la teniente de alcalde ha indicado que se trata de la primera ocasión en la que unos restos arqueológicos son puestos en valor e integrados en un espacio privado, muy cercano a las instalaciones museísticas de la ciudad, pudiendo ser contemplados por cualquier persona que se acerque hasta el local, agradeciendo a su propietario todas las facilidades ofrecidas.El arqueólogo municipal ha explicado que tras la excavación fue creada una estructura de ladrillo alrededor de la pieza, y ahora se está procediendo a desenterrarlo para valorar los trabajos de albañilería que están pendientes. Cuando finalicen estará cubierta por un suelo de cristal que permitirá su perfecta observación.Finalmente, Jiménez Fernández ha recalcado que “siempre he tenido inculcado el amor a la cultura, y desde el momento en el que el arqueólogo me dio indicios de que podía aparecer algún resto señalé que quería la conservación de cualquier pieza, tuviese el valor que tuviese, sin inconveniente de que la obra se retrasase lo que fuese necesario”.