El equipo de trabajo sobre el alga Ruguloptery okamurae, que desarrolla la Fundación de Investigación de la Universidad de Sevilla (US) con el apoyo de la Fundación Cepsa, ha terminado el primer año de investigación. Según el informe entregado a Fundación Cepsa sobre el trabajo realizado este primer año por el equipo, hasta el 80% de gran parte de las superficies horizontales de fondos rocosos del Estrecho de Gibraltar están ocupadas por este alga asiática, así como gran parte de superficies verticales iluminadas y en menos grado de las que son parcialmente umbrías.
El equipo de trabajo lo forman nueve personas, más otros colaboradores externos, y lo dirige el catedrático linense José Carlos García Gómez, según ha explicado la Fundación Cepsa en una nota.
Las primeras observaciones sobre la distribución geográfica del alga reflejan que ha sido explosiva, ya que se encuentra en expansión especialmente hacia el Mediterráneo, donde ha sido detectada hasta en las costas almerienses y ha pasado a ser una especie dominante en la Bahía de Algeciras, dentro de las macroalgas vinculadas a los fondos rocosos. En cuanto a su vertiente atlántica, Rugulopteryx ha llegado hasta Sancti Petri (Cádiz), pudiendo haber rebasado ya este límite.
Rugulopteryx okamurae se puede encontrar en cualquier tipo de superficie dura, aunque sobre todo se ubica en zonas rocosas pudiendo alcanzar los 40 metros de profundidad. Otras fuentes la han señalado hasta 50 metros y se ha dado el caso de barcos que han extraído gran cantidad de alga a más de 100 metros de profundidad. También ocupa objetos y estructuras artificiales del tipo que sean, entre las que se encuentran los cabos y las redes de pesca.
El alga asiática, cuando se dan circunstancias de desprendimiento masivo del fondo, también alcanza las costas campogibraltareñas como arribazón, lo que supone la alteración de las prácticas pesqueras o las actividades de atractivo turístico entre otros impactos relevantes.
En estas circunstancias, las algas se descomponen masivamente, especialmente fuera del agua, lo que genera olores y sensación de baja salubridad, así como una situación de amenaza en organismos marinos en las zonas submareales, cercanas al litorial, cuando se concentra a modo de material de pre-arribazón, en zonas abrigadas de la costa, antes de ser expulsadas fuera del agua. En este año de estudio tampoco se ha detectado ninguna especie autóctona herbívora que se alimente de Rugulopteryx okamurae.