IAM/Redacción El portavoz de la Unión Federal de Policía, José María Benito, ha afirmado que esta detención demuestra que hay que reforzar la cooperación entre policías. Por su parte el Kahzzani ha negado haber viajado a Siria y afirma que le robaron los papeles.
Los investigadores franceses trabajan para verificar el perfil yihadista y el recorrido del “terrorista” marroquí Ayoub El Kahzzani, quien hirió de gravedad a dos hombres en un tren Thalys entre Amsterdan y París antes de ser reducido por los pasajeros y que había sido objeto de seguimiento por España.
El cotejo de las huellas dactilares del hombre con las que tenía la Policía española, que lo había arrestado por delitos relacionados con la droga, es lo que ha permitido confirmar que su identidad es la que él mismo facilitó ayer tras ser arrestado en la estación de la ciudad francesa de Arras -no llevaba documentación encima- adonde fue desviado el convoy.
Tiene 26 años, nacionalidad marroquí y vivió hasta 2014 en España (últimamente en Algeciras, sur del país), por lo que las autoridades españolas habían advertido a las francesas en febrero de 2014 de su islamismo radical.
El ministro francés de Interior, Bernard Cazeneuve, explicó que la Dirección General de Seguridad Interior (DGSI, servicios secretos franceses) lo registró en sus archivos con una ficha “S”, de personas con vinculaciones potenciales con grupos terroristas, para el caso de que entrara en Francia.
Cazeneuve indicó que está demostrado que vivió en España hasta 2014 y en Bélgica en 2015, pero eludió referirse a las informaciones filtradas desde España sobre su presencia en Francia y sus viajes a Siria e insistió en que la cooperación de las policías y los servicios de inteligencia europeos tendrán que establecer “el recorrido y los desplazamientos de este terrorista”.
Ayoub El Kahzzani, negó a la policía haber viajado a Turquía, y todavía más a Siria como lo afirman los servicios secretos españoles, y asegura que le robaron los documentos de identidad en Bruselas.
La abogada que lo asistió al ser arrestado en Arras (norte de Francia), Sophie David, en declaraciones divulgadas hoy por “France 2″ y “Le Parisien”, contó que en los primeros interrogatorios El Kahzzani “negó haber ido a Turquía y todavía más a Siria como lo han afirmado los servicios del antiterrorismo español”.
Precisó que había reconocido haber estado por varios países europeos en los últimos seis meses, en concreto con al menos un paso por Francia -sin precisar dónde ni cuándo-, pero también en Austria, Andorra, Bélgica y en Colonia, en Alemania.
De acuerdo con esa versión, el supuesto robo de sus papeles y la utilización fraudulenta por otras personas, podría explicar que los servicios secretos tuvieran indicios de que había volado a Turquía, primera etapa para muchos yihadistas internacionales para entrar en Siria.
Los investigadores franceses, en cooperación con las fuerzas del orden y con los servicios secretos de otros países europeos, tratan de establecer el perfil y la trayectoria de este marroquí de 26 años, en particular desde que se fue de Algeciras (sur de España) en 2014.
El ministro francés de Interior, Bernard Cazeneuve, dijo ayer que se tenía constancia de que después de eso vivió en Bélgica en 2015, pero no hizo ninguna alusión a las informaciones filtradas por España de que vivió en Francia y de que viajó a Siria.
Francia, a instancias de la información que había recibido de España en febrero de 2014, lo fichó por su potencial riesgo terrorista, para que se activara la alerta en el caso de que se detectara su presencia en Francia. Un extremo que hasta ahora las autoridades francesas no han confirmado.
Lo que sí que han señalado es que tuvieron noticia de que el 10 de mayo pasado había realizado un vuelo Berlín-Estambul y al día siguiente lo comunicaron a España, que respondió un tiempo después haciendo notar que el joven marroquí ya no vivía en España, sino en Bruselas.
Condena de la Comunidad Islámica del Saladillo
Los padres de El Kahzzani, el autor del tiroteo en un tren con trayecto a París, el pasado viernes, continúan viviendo en el barrio El Saladillo aunque con el revuelo de las últimas 48 horas ha sido prácticamente imposible localizarlos.
Se sabe que El Kahzzani asistía junto a su padre a una mezquita de la rama más extrema del islamismo.
En este barrio multicultural de más de 15.000 habitantes, los vecinos se muestran sorprendidos por la noticia ya que era un chico aparentemente normal y conocido, sobre todo, por la comunidad musulmana. Precisamente la comunidad musulmana ha querido desvincularse y condenar este tipo de actividades radicales.
En El Saladillo muy pocos recuerdan a Ayoub El Kahzzani como uno de sus vecinos. Kamal Cheddad, el presidente de la comunidad islámica de El Saladillo, cuenta que “lo conocía como a chavales de aquí, jugaba al fútbol, iba de pesca, y era un joven normal y corriente”.
Kamal, en nombre de toda la comunidad musulmana de la zona, ha condenado el acto terrorista cometido por Ayoub en el tren. “Sentimos lo que ha pasado, condenamos lo ocurrido y damos las gracias a las autoridades y a los soldados que luchan día y noche sobre este tema”, añade.
Landaluce: “El Saladillo no es un barrio sin ley”
El alcalde de Algeciras, José Ignacio Landaluce, ha lamentado la imagen sesgada que de la barriada de El Saladillo están ofreciendo algunos medios de comunicación nacional durante las últimas horas, y ha indicado que esta zona de la ciudad “es tan digna como cualquier otro barrio de nuestra ciudad”.Para el primer edil “esa imagen que se está difundiendo no se corresponde con la realidad, con el día a día que se vive en El Saladillo, un barrio formado por ciudadanos trabajadores, que lucha constantemente por mejorar y que cuenta con el más absoluto y firme apoyo de este Ayuntamiento”.“En El Saladillo, en sus calles, hay una gran labor social y de integración, basada en la multiculturalidad, que realizan numerosos colectivos, entre los que se encuentran la asociación de vecinos Verde y blanca, los grupos que conforman la Parroquia de Santa María, la comunidad musulmana, la Iglesia Evangélica Filadelfia, Ciudad del Refugio, Barrio vivo, los scouts o Márgenes y vínculos, por citar solo algunos ejemplos”, recalca la primera autoridad municipal.Añade Landaluce que “si bien es cierto que existen problemas, también lo es que entre todos trabajamos para superarlos, pero en ningún momento se puede ofrecer al exterior la imagen de que se trata de un barrio sin ley, simple y rotundamente porque eso es falso”.Sobre este particular, el regidor algecireño ha reclamado a la administración competente, en este caso la Junta de Andalucía, la reactivación del programa de Zona con Necesidades de Transformación Social (ZNTS), que quedó paralizado tras su puesta en marcha y que conlleva actuaciones de cambios no solo sociales, sino también urbanísticos, de infraestructuras y cohesión “puesto que se trata de un buen instrumento, al que se sumó el Ayuntamiento, y que debe volver a ser puesto en marcha para, sin lugar a dudas, contribuir a mejorar la calidad de vida de los vecinos de El Saladillo”.
El PSOE pide una reunión urgente de la Junta de Portavoces en el Ayuntamiento
El Grupo Municipal Socialista pide una reunión urgente de la Junta de Portavoces mañana por la mañana para que la Corporación se exprese con unanimidad y contundencia en contra del terrorismo y en defensa de la convivencia.“El respeto a la diversidad es un valor que se practica y se promueve en toda la ciudad, y en especial en barriadas como El Saladillo. Esta zona de Algeciras está siendo señalada de manera injusta con etiquetas en los últimos días que no responden en absoluto a la realidad. Los algecireños y algecireñas siempre han demostrado ser solidarios y generosos con un alto valor de la igualdad y la cooperación y hechos aislados y desafortunados como este dañan la convivencia y la realidad de una ciudad en la que conviven múltiples culturas”.Los socialistas trasladan al alcalde y a los grupos políticos con representación municipal la necesidad de un pronunciamiento institucional donde se subraye su firme respaldo a la solidaridad y convivencia que practican los algecireños y algecireñas con sus vecinos y con el resto de ciudadanos.