IAM/Redacción El fiscal ha elevado a definitiva este viernes la petición de seis años de prisión para el matrimonio detenido en abril de 2016 en Algeciras cuando intentaba desplazarse hasta Marruecos con su hijo de un año para después viajar hasta Siria con la intención de integrarse a la organización terrorista Dáesh.
El representante del Ministerio Público ha señalado ante el tribunal de la Audiencia Nacional que los mensajes interceptados entre el presunto yihadista Choukri El Hadouchi y sus hermanos –ambos miembros de la organización terroristas y fallecidos en Siria– se percibe una “finalidad adoctrinadora”. “Aquí *no queremos someter a la gente a una pena de prisión por capricho”, ha añadido.Es más, a su juicio de estas conversaciones se desprende que el acusado aprobaba la actividad terrorista de sus familiares, ha afirmado el representante del Ministerio Público. A su juicio, es “Muy revelador” que no rechace que su hermano no se integre en una organización “a matar personas”.El acusado aseguró ante el tribunal que no sabe escribir ni leer en castellano y señaló que trataba de disuadir a su hermano menor, que murió en Siria, para que volviera a casa con su madre que estaba sufriendo por su decisión y porque había perdido una pierna al poco de llegar al país de Oriente Medio.Delito de enaltecimiento“Es objetivamente claro” que los mensajes tienen una “finalidad” o producen el “efecto” de enaltecer el terrorismo, ha señalado el fiscal Marcelo Azcárraga durante su informe de conclusiones definitivas.Ha recordado que los dispositivos electrónicos incautados en el momento de la detención almacenaban imágenes de líderes yihadistas que se ensalzaban como “héroes” o un montaje fotográfico de El Hadouchi con su hijo junto a sus hermanos, y toda “una parafernalia” compuesta por el escudo de la banda terrorista y un león.“La composición no deja lugar a dudas” de que hay un adoctrinamiento y una finalidad de enaltecer, ha subrayado el fiscal. Asimismo, ha destacado que aunque la detención del matrimonio impidió la consumación del delito de integración, sí que existe dicha intención pues queda acreditado con el “inicio del traslado”.De hecho, el representante del Ministerio Público ha recordado que uno de los agentes que ha testificado en este juicio aseguró que en esta ocasión llevaban un equipaje “mucho mayor que para otros viajes que habían ido controlando” anteriormente.El Hadouchi llegó a decir durante su comparecencia que ni reza ni sigue los preceptos del Islam, ya que bebe, fuma hachís y toma pastillas. Por su parte confirmó que su marido no se comportaba con buen musulmán porque bebía y fumaba e incluso en algún momento tuvieron problemas porque “alternaba” demasiado y agregó que ninguno de los dos rezaba ni eran muy religiosos.“No creo que lo más relevante sea si se reza o no, o si se lleva pañuelo y cómo se lleva, ni nadie le va a detener o investigar por practicar libremente su religión, pero es muy diferente a lo que estamos hablando”, ha dicho el fiscal durante la última sesión del juicio, que ha quedado visto para sentencia.Vallejo, que enfatizó que en muchas ocasiones ella es la que “lleva los pantalones”, reconoció haber hablado con su cuñado a través del programa de mensajería instantánea Whatsapp, pero que no quería saber nada de las fotos que mandaba porque no le gustaba nada de lo que tuviera que ver con el Daesh.Sin embargo, el fiscal ha manifestado que ella mantenía “contacto directo” con el hermano fallecido para después trasladarle a su marido que éste era el ejemplo a seguir para ir por el “recto camino”, que era hacer la yihab para conseguir “la felicidad”.Sobre el presunto cambio de apariencia física de Vallejo, el Ministerio Público ha destacado que, a pesar de que la amiga de la acusada –declaró como testigo– asegurase que la vestimenta que presentaba en sus fotos era la “forma normal de vestir” en Marruecos, uno de los agentes de la investigación concretó que esta indumentaria es habitual en territorios ocupados, así como las mujeres de “tendencia salafista” en ese país.Aunque los acusados aseveraron que no sabía cómo se llegaba hasta el territorio ocupado por el Daesh, según el fiscal, ha quedado acreditado que siempre que mandaban dinero a este país lo hacían desde el norte de África.Rompen a llorarEn el uso de su última palabra, los dos acusados se han derrumbado y llorado y han insistido –tal y como hicieron en su declaración– en que rechazan todo tipo de terrorismo. El Hadocuchi ha lamentado ante el tribunal presidido por Ángela Murillo que su hermano se hubiese radicalizado y marchado a Siria: “Alguien le ha comido la cabeza y se fue y no puedo hacer nada”, ha subrayado, al tiempo que ha precisado que hablaba con éste porque era “su hermano de sangre”.Asimismo, ha destacado que él quiere a su mujer y a su hijo y que se “busca la vida” para darles lo “mejor”. En esta línea la otra acusada, su esposa, Sara Vallejo –de nacionalidad española– ha resaltado que no tiene “culpa” de que sus cuñados se hayan ido a Siria y que ella no tenía intención de viajar hasta dicho país porque “jamás en la vida” pondría a su hijo “en peligro”, ni abandonaría a su madre.