IAM/Redacción La celebración el próximo día 6 de junio de la regata “Tongsstick Strait Challenge” supone la puesta en valor del Estrecho de Gibraltar como uno de los escenarios más intrépidos para la práctica de la vela deportiva, dado que las especiales condiciones para la navegación de este espacio geográfico lo convierten en uno de los platos fuertes para los regatistas profesionales.
Desde hace siglos, las aguas del Estrecho han supuesto un auténtico desafío para los navegantes. En sus aguas, donde se unen las masas de agua del Atlántico y del Mediterráneo, encontramos corrientes, mareas, vientos fuertes, bajos cerca de la costa y una profusión de elementos ocasionales como la niebla o sus particularidades meteorológicas. Circunstancias que hacen que la navegación en esta zona sea un verdadero “examen” para los regatistas.Pepe Ribes, uno de los mejores regatistas españoles, con cinco regatas vuelta al mundo a sus espaldas, guarda una especial relación con este enclave, después de que en enero lograra batir el récord de la Barcelona World Race, al completar el tramo entre Barcelona y el Estrecho de Gibraltar en poco más de dos días.Para Ribes, el Estrecho “siempre es un desafío”, ya que “nos exige estar muy concentrados por la cantidad de información que hay que buscar y de decisiones que hay que tomar”. Ribes destaca las “complejidades” de la navegación en este enclave, entre las que apunta a “la corriente, el tráfico, las condiciones variables” o el hecho de que “cruzar con viento fuerte F6 o más es bastante más exigente y complicado que en otras zonas”.“Nunca has leído bastante sobre corrientes y vientos en el Estrecho a la hora de tomar decisiones”, apostilla el regatista alicantino, para quien “su forma de embudo hace que los vientos casi nunca coincidan con las previsiones y siempre sean más fuertes que en los partes meteorológicos”.En los mismos términos se expresa Anna Corbella, la primera mujer española en dar la vuelta al mundo en regata sin escalas, para quien el Estrecho de Gibraltar “es un hot spot para los navegantes”, ya que “tiene unas condiciones casi únicas en el mundo. Se dan una serie de fenómenos que son difícilmente reproducibles en otra zona”.Para la regatista catalana, el Estrecho es “uno de los puntos más difíciles de navegar del planeta. Y no exagero. Realmente, una fallo allí puede tener graves consecuencias, ya que todo pasa muy rápido, la costa está muy cerca, hay corrientes y un tremendo tráfico marítimo, que sumado a las condiciones de viento fuerte y corriente lo hacen un sitio bastante estresante”.“La verdad es que es un sitio que no te deja indiferente, donde hay que ser muy cauto y sobre todo respetar las normas de seguridad de tráfico, ya que hay muy poco espacio y hay una hilera de mercantes que entran y salen y que tienen poca opción de maniobra”, apunta Corbella, que aclara, no obstante, que “por suerte, siempre te sientes muy acompañado por los servicios de Tarifa Tráfico, siempre dispuestos a ayudar y controlar la situación”.
Una prueba de altura
El día 6 de junio, 35 barcos se enfrentarán en la segunda regata “Tongsstick Strait Challenge” a la que supone una de las pruebas más desafiantes del calendario mundial. Así lo certifican tanto Pepe Ribes como Anna Corbella, que hablan del Estrecho con una amplia y acreditada experiencia propia.Anna Corbella señala que, como su propio nombre indica, la prueba será “un challenge auténtico. Dependiendo de las condiciones puede ser una prueba dura, y muy estratégica, sobre todo porque requiere de un gran conocimiento de la zona”, por lo que adelanta que “quien se conozca la zona o la haya estudiado bien, tendrá mucho que ganar”.Así lo entiende también Pepe Ribes, para quien la Strait Challenge será “todo un desafío”, ya que “en la zona hay muchos clubs con actividad deportiva y la regata tiene un recorrido muy atractivo”.Ribes cruzó el Estrecho por primera vez en 1992. Desde entonces, lo ha hecho en solitario, a dos y con tripulación en regatas como la Omega Dos Bahías, Volvo Ocean Race o Barcelona World Race, con calma blanca y también con 65 nudos de levante y ceñida, cuando entró con el Estrella Damm en la Barcelona World Race de 2010. “Para los regatistas siempre es una alegría o una despedida el paso por sus aguas”, rememora.Anna Corbella ha cruzado el Estrecho 15 veces en su vida, con una lista de incidencias larguísima. “En la última vuelta al mundo, de noche cerrada, chocamos con varios objetos flotantes, suponemos que troncos, y se levantaron los dos timones a la vez, con lo que nos quedamos sin gobierno durante un rato. Todo esto con un spi grande arriba y el viento subiendo cada minuto. Llegamos a tener 27 nudos de vientos cuando el parte marcaba 7 kt”, explica.También recuerda cómo “hace cuatro años, enganché una red de pesca y tuve que bucear para quitarla de la quilla. También chocamos con un tronco inmenso y rompimos una orza antideriva”.
Un enclave singular
El Estrecho de Gibraltar posee unas especiales condiciones para la navegación. Sus corrientes pueden llegar hasta 5 nudos. Además, el viento sufre un efecto de embudo, lo que hace que acelere mucho. Puede tener un parte de 10 nudos de viento de gradiente y sufrir 35 nudos de repente.Situado en la encrucijada de dos mares y dos continentes, con montañas a ambos lados, dentro y fuera del agua, plantea siempre dificultades a los navegantes. En su zona más estrecha, hacia el este, entre Tarifa y Punta Europa, es donde encontramos la mayor intensidad de corriente, disminuyendo hacia el oeste y al sur de Punta Camarinal y Cabo Trafalgar.En sus dos orillas, en los puntos más próximos a la costa, los navegantes se encuentran con corrientes intensas que pueden llegar a producir remolinos que en la zona se conocen como “escarceos”. Uno de sus puntos más complejos y peligrosos es el bajo de Los Cabezos, cerca de la playa tarifeña de Los Lances, donde se origina una corriente de especial virulencia, de marea entrante y vaciante, que, con temporal, puede llegar a unirse a las corrientes del otro lado del Estrecho, procedentes de Punta Malabata y Punta Alboasa.Los vientos son de levante o poniente, con una violencia particular en los días de temporal. El intenso tráfico marítimo, de hasta 300 buques diarios, lo convierte en una estrecha autopista marítima mundial, un riesgo añadido para la navegación deportiva.La regata “Tongsstick Strait Challenge”, el gran desafío de la vela en el Estrecho de Gibraltar, ha sido organizado por el Real Club Náutico de Algeciras y por la empresa Activesea (Fine Yachting S.L.).