La ausencia de una instalación para almacenarlos bajo vigilancia, consecuencia de la escasez de medios con la que trabajan los agentes, ha generado que literalmente, no exista más espacio para guardarlos.”Es algo habitual. Aquí no hay ningún récord, no hay repunte. Es una situación con la que la Guardia Civil de La Línea convive día a día”, revela, al diario publico.es José Cobo, de la Asociación Española de Guardias Civiles.Los 32 coches confiscados colapsan el cuartel del Instituto Armado hasta el punto de que los vehículos oficiales del cuerpo deben ser aparcados fuera.
El juez puede resolver que los vehículos sean devueltos a sus dueños o que se subasten. Sin embargo la lentitud de la justicia provoca que puedan pasar años desde que se confiscan hasta que el Ministerio del Interior tiene luz verde para intentar sacar algún beneficio de ellos, con lo que su depreciación es importante. La situación llega a un extremo de que incluso los gruístas de la zona desconfían de prestar sus servicios al Instituto Armado debido a los retrasos en el pago de facturas por parte del Ministerio del Interior.
Policías y guardias civiles protestaron por esta situación el pasado jueves en una manifestación en La Línea. Pidieron al Gobierno una inversión que les permita contrarrestar los recursos que es capaz de movilizar el narco en su intento de introducir droga en España. De momento no ha habido respuesta. “Ni se espera”, confiesa Cobo: “En las reuniones son todo son buenas palabras, nos dicen que destinarán más recursos a la zona. Pero sin convocatoria de nuevas plazas es solo un movimiento de peones por las casillas, se desguarecerán otras zonas”.