Generalmente los clubes de barrio tienen un fin social, más allá de las actividades deportivas que ofrezcan. Mediante el pago de una cuota, de valor casi insignificante, cientos de chicos que viven en la zona pueden acceder a distintos deportes (fútbol sala, vóley, básquet, etc.). Por lo general, los directivos de estos clubes son vecinos, padres de algunos chicos o comerciantes de la zona. Personas con mucha voluntad, ganas y pasión, pero que no están capacitadas para desarrollar un producto rentable, pero que a la vez no deje estos valores sociales de lado.
En estos clubes de barrio es vital la presencia de un experto en Marketing Deportivo. Una persona que entienda del negocio y que sepa cómo actuar para conseguir los objetivos planteados.
¿Por dónde empezar? Por lo general, es recomendable empezar por el deporte más popular o con mayor convocatoria que tenga el club (en el 90% de los casos es el fútbol). Armar un proyecto rentable y sólido no sólo hará que este deporte crezca, sino que potenciará a las demás áreas del club. Por esta razón, se necesita crear acciones coordinadas para poder responder a la demanda y poder exprimir al 100% todos los recursos.
Vender vallas publicitarias, que la concesión del restaurant prepare menús a precios especiales, ofrecer servicios para el resto de la familia que se acerca al club a acompañar al actor principal, armar un tercer tiempo luego del evento, son valores agregados que profesionalizan la actividad.
Antes, en un club de barrio, la “rentabilidad” era un tema prohibido. Es por eso que cientos de clubes desaparecieron al no poder afrontar sus deudas. Hoy, está demostrado que se puede seguir persiguiendo ese “fin social” y ofrecer productos rentables al mismo tiempo. Sólo hay que dejar la pasión de lado y usar la razón a la hora de tomar decisiones.