Igual se ha sentido por un momento príncipe de cuento, aunque no ha tenido el acierto, que otrora le caracterizaba, de identificar a las brujas y lagartos dragonianos en ese contubernio que se llama parlamento de Andalucía.
Además este “coloso” bigotudo, por temporadas, que añora en algunos momentos el buen yantar zahariano y barbateño, pretende desayunarse con esta “princesita”, que en modo alguno se queja de los insultos, sino del lugar donde se producen y de las personas que los esgrimen con total alevosía y falta de audición sumaria del presidente de la cámara.
Porque este ciclope de la antena, comparte totalmente y da fe de la veracidad de la queja, aunque se queja de que se queje la princesa. Pero no ha sido capaz de comprender el alcance de sus propias palabras, igual las redactaba sumido en el vaho ambiental de una noche de copas. Conviene sin dilación que el lector se nutra de la maravillosa prosa de este esperpéntico, por aquello del género teatral, autor y actor cómico: “Los grandes profesionales del escrache, del boicot a la libertad de expresión en las universidades, del derecho a la libre expresión de la ideas, se quejan ahora como niñatos blandengues porque les digan en sede parlamentaria que son perfectos vocingleros sin sustancia. Seguramente no tiene más recorrido, pero es llamativo que los que se permiten acosar, boicotear, amenazar, sean luego unas princesitas delicadas”.
El lugar donde se produce el boicot y el mismo boicot, importan y mucho, ya que palabras como !cállate bonita!, amén de otras expresiones nada afortunadas son fórmulas que el “maravilloso” comunicador podría calificar de estrategias de “Los grandes profesionales del escrache, del boicot a la libertad de expresión”. Sus palabras sin duda están descontextualizadas ya que D. Carlos, hombre liberal donde los haya, no podría aprobar que, en el santuario de la soberanía del pueblo andaluz, como enfáticamente prodigan medios, partidos y enteros, soberanía que se sostiene en la libertad de expresión, unos niñatos insultasen a nadie y con tácticas barriobajeras, con perdón por aquello de los barrios bajos, pretendiendo silenciar a una parlamentaria electa por el pueblo. Por otra parte de Teresa Rodríguez, ni siquiera se queja sino que, bragada en la experiencia de luchas sociales y la profesión docente, realiza una simple y, al mismo tiempo, profunda reflexión: “Parece que entre quienes llevan tiempo trabajando juntos se dan estos espacios de informalidad y de falta de educación y cierto pitorreo, parece que uno se lo tiene que pasar bien en el pleno riéndose del último que llega, de la última ocurrencia del que vino o del chiste que trae su señoría”.
Si quien se pitorreaba de Teresa, lo hiciera de un atildado e impecable miembro del PP o del PSOE, sin duda D. Carlos hubiera salido con “que hacen estos “niñatos” en ese sacro-santo lugar”. Tampoco Pilar Díez, redactora jefe de Libertad digital, se corta un pelo, pretendiendo darle leña a la “princesita”, ya que además de reproducir las palabras, tan “cariñosas” de D. Carlos, cosa que se agradece, se suma a ellas apoyando al autor del desvarío porque según ella D. Carlos lleva “más razón que un santo, todo hay que decirlo”. Aunque ella nada dice. Poca chicha para toda una Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Fdo Rafael Fenoy Rico