La playa de Getares es frontera del Parque Natural del Estrecho. Recordemos que sus aguas son parque natural, no así su arena. Eso quiere decir que, en principio, no debe de haber grandes problemas para autorizar ese chiringuito en la playa de Getares.
No entiendo de leyes, a pesar de que estoy obligado a conocerlas. La prudencia me obligaría a leerlas y meditarlas, antes de meterme en cuestiones técnicas. Pero la sensación de pérdida que me produce ese chiringuito me hace lanzarme a dar mi opinión.
Implícitamente, el Ayuntamiento ya concede un valor que proteger a la zona de las dunas de Getares, ya que ha puesto pasarelas de madera y un mirador elevado con sus escaleras hasta la arena de la playa y no de las dunas, con carácter permanente. Es decir, que está salvaguardando todo el espacio con esos medios. Para uso de todos.
Ahora quiere autorizar ese chiringuito para uso de una actividad privada, justificando que es una instalación de madera de quita y pon. Autorizar una actividad económica en un sitio tan público, ya plantea algunas dudas, aparte de las ambientales. Ese chiringuito, de unos 150 metros, con terraza, para una actividad privada, sin horario conocido de funcionamiento, sin parking especificado, que necesitará de infraestructuras de luz, agua, saneamientos y, además, desmontable. Y sin conocer los precios, que todos sabemos que son una causa de limitación de acceso para personas de menor poder adquisitivo.
Toda esa zona de dunas hay que contemplarla dentro de un área mucho mayor, que se mantiene virgen, muy descuidada, pero virgen; con un pequeño bosque junto al río Pícaro y el arroyo de Marchenilla. Toda esa zona, totalmente autónoma, es un auténtico pulmón, con un acebuchal accesible, y toda la vida animal y vegetal tanto en la zona dunar, como fluvial y en el bosque, con una riqueza y plenitud de vida impensable en otra zona de Algeciras. Habría que salir de Algeciras para encontrar rincones similares.
Y además, un chiringuito desmontable. Estaría funcionando ¿abril, mayo?, como muy tarde desde el 1 de junio hasta el 30 de septiembre. Un mínimo de 4 meses, lo que concede a la zona un máximo de 8 meses de paro biológico. Un buen test de estrés para todo ese medio, que si lo supera se duplica el estrés con otro chiringuito similar. Aunque también puede ser que el test de estrés se dirija a las personas de menor poder adquisitivo, que tendrán que dejar de ir a zonas porque se están usando para uso privado. Y no habrá ni dunas ni gente que no puede acceder a esos chiringuitos. Un paraíso de lujo. Desde un punto de vista integral que es ahora, o desde un punto de vista parcial si se destina al chiringuito. Qué bonitos son los espacios vacíos de bichos y de otras cosas.
Es que todo está interrelacionado, la ecología no es sólo lo verde. Es mucho más. Es todo. Es una manera de vivir, no un negocio.
Opinión del lector F.S
Un comentario
Siempre es de agradecer leer aquello que se ha pensado para dar testimonio de la realidad que nos concierne y que puede revertir con buena voluntad en el bien de todos. Ojalá se pueda preservar ese espacio tal y como es ahora: para el disfrute de todos.