Las garantías adicionales sobre la controvertida salvaguarda norirlandesa que obtuvo esta semana la primera ministra, la conservadora Theresa May, no fueron suficientes para convencer a la facción euroescéptica de su propio partido ni a sus socios del norirlandés Partido Democrático Unionista (DUP).
El acuerdo fue tumbado por 391 votos frente a 242, una diferencia de 149 votos. La derrota fue algo menos dura que en enero, cuando May perdió por 230 votos, pero mantiene intactas las dudas sobre la capacidad del Gobierno para modificar la opinión de suficientes diputados en las próximas dos semanas.
Un amplio grupo de parlamentarios se decantó por rechazar el pacto después de que el abogado general del Estado, Geoffrey Cox, advirtiera hoy de que las concesiones otorgadas a última hora por la UE no eliminan los “riesgos” del mecanismo de salvaguarda.
Los euroescépticos temen que esa cláusula, diseñada para evitar controles fronterizos entre las dos Irlandas, mantenga al Reino Unido integrado en las estructuras comunitarias durante años en contra de su voluntad.
Bruselas, por su parte, considera indispensable la salvaguarda para proteger la integridad del mercado único y preservar los acuerdos de paz que se firmaron en 1998, que establecen que no habrá una frontera entre la República de Irlanda y la región británica de Irlanda del Norte.
La primera ministra, con la voz quebrada por una afonía tras las largas negociaciones que lideró el lunes por la noche, alertó a los diputados críticos de que descartar el acuerdo puede provocar que el Brexit descarrile por completo y no llegue a producirse.
May reiteró que el pacto al que ha llegado con la UE es la única vía disponible para que el Reino Unido rompa con el bloque comunitario de forma ordenada.
A pesar de que el Gobierno trató hasta el último momento de que las concesiones de la UE dieran la vuelta a la situación, la primera ministra había previsto ya una hoja de ruta en caos de que el acuerdo fuera nuevamente rechazado.
La Cámara de los Comunes votará mañana si quiere que el Reino Unido abandone la UE el 29 de marzo sin un acuerdo. Otras votaciones han demostrado que no existe una mayoría parlamentaria para esa opción, por lo que previsiblemente será descartada.
La mandataria conservadora avanzó que otorgará libertad de voto a sus diputados este miércoles, con lo que alejó el temor a que las críticas por parte de una u otra facción de los conservadores precipiten nuevas dimisiones en la formación.
Si el Parlamento desecha también un Brexit sin acuerdo, May se ha comprometido a convocar el jueves una nueva votación en la que preguntará a los diputados si quieren solicitar a Bruselas una prórroga al plazo de salida, una petición que deberían aprobar los 27 Estados miembros restantes de la Unión.
En ese sentido, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, ha advertido de que Londres deberá aportar una “justificación razonable” para esa extensión.
El líder de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn, reitero su petición de que se convoquen unas elecciones generales adelantadas para tratar de desbloquear el proceso del Brexit, mientras que un portavoz de Downing Street insistió en que May no ha valorado la posibilidad de dimitir.
El voto de hoy, que alejó la posibilidad de un divorcio negociado a finales de este mes, lastró además la valoración de la libra esterlina, que caía tras la votación un 1,37 % respecto al euro y un 0,89 % respecto al dólar estadounidense.