En este sentido, Landaluce destacó que además del retraso en la presentación de los Presupuestos Municipales de este año, en los mismos no se cuantifica ni se detalla la deuda con proveedores que mantiene este Ayuntamiento, siendo los últimos datos oficiales del año 2008.
Incluso los informes técnicos como el del Interventor Municipal señalan que no puede pronunciarse sobre si se ha cumplido o no el principio de equilibrio presupuestario en el año 2009, ya que no tiene datos de la Liquidación de los Presupuestos del año pasado.
A esto se debe de añadir la falta de notificación de más de 14.000 decretos de alcaldía de este año y del pasado, la mayoría de contenido económico, que impiden en la práctica al principal partido de la oposición conocer los gastos que se están efectuando por el actual Equipo de Gobierno. Gastos que si parecen reglados, pero en los que no están cuantificados reconocimientos de crédito efectuados al margen de los Presupuestos como los que irán a Pleno el próximo viernes.
De esta forma cualquier fiscalización de la gestión económica del Ayuntamiento resulta prácticamente imposible y los desfases que se producen en la ejecución de los Presupuestos, son conocidos con un retraso de varios años que hace inviable la adopción de cualquier tipo de medida para corregir los desequilibrios.
La consecuencia de esta falta de transparencia y de capacidad de gestión es el grave incremento que ha sufrido la deuda municipal en estos años, alcanzando ya según las estimaciones del PP los 200 millones de euros, lo que está causando serios problemas de funcionamiento en el Consistorio y lo que es peor retrasos injustificados en el pago a los proveedores y a los colectivos sociales que necesitan de las ayudas municipales para sus actividades.
El Portavoz Popular, pide más rigor y seriedad en el tema de las cuentas municipales y que se cumplan con los plazos y las garantías que establece la Ley de Haciendas Locales, no solo por motivos de transparencia democrática, sino porque sin esas garantías resulta imposible una ordenada administración de los recursos de los ciudadanos que son los que en definitiva financian a través de sus impuestos este descontrol en el que Tomas Herrera ha convertido las Arcas Municipales.