Los concejales del Partido Popular en el Ayuntamiento de Algeciras, Bernabé Ramírez y Diego González, consideran que en Algeciras hace falta un buen alcalde y un buen gobierno que vele por la ciudad y cuide, como se merecen, las zonas verdes, donde desarrolle actuaciones que hagan de nuestra Algeciras un lugar habitable y amable para las personas. Por contra, denuncian los ediles populares, Herrera tiene abandonados los parques, mientras gasta y llena los espacios urbanos peatonales de antiestéticos y molestos maceteros, comprados a precio de oro y prácticamente ya desflorados.Algeciras está creciendo sobre un plano, pero sin concierto ni control, y se está convirtiendo así en una ciudad agresiva y con un desarrollo urbanístico poco ejemplar, con grandes carencias, especialmente, de zonas verdes, tanto en el centro como en las zonas periurbanas de nuevo crecimiento.
Los proyectos, que en su día debieron dar un cambio importante a la fisonomía de la ciudad, se basaban en el desarrollo urbanístico del entorno, con la creación, entre otros, del Parque de La Menacha, que iba a albergar la plantación de 450 árboles.Hablamos del Parque de La Menacha, un espacio destinado a ser elemento integrador y amigable, que valiese para amortiguar los efectos de las actividades logísticas e industriales anexas a las áreas habitadas de Los Pinos y de la Colonia San Miguel. Pues bien, nos denuncian los vecinos que este colchón verde, que debería estar realizando la integración de dichas infraestructuras, se ha convertido en un espacio inservible y peligroso.Y es que, el Parque de la Menacha, ha caído en el olvido de Tomás Herrera, cuyos árboles no han conocido el más mínimo cuidado, que les hubieran permitido dejar de ser arbustos. El parque es hoy una zona irreconocible e inservible, anegado cuando llueve por aguas negras, en donde predominan las hierbas y la maleza, por donde campean a sus anchas roedores, reptiles y otros animales que amenazan la salud de los vecinos. Reclamamos en nombre del PP, y exigimos a Herrera, en nombre de los vecinos, su inmediata limpieza y restauración, para que sirva al objetivo para el cual fue creado, concluyen Ramírez y González.