La historia de Martha y Pablo nace en Cochabamba, una hermosa población, donde convive lo colonial y lo posmoderno, situado en una planicie coronada en una colina por el majestuoso Cristo de la Concordia. Allí, ambos cursaban carreras universitarias allá por el principio del nuevo milenio: Pablo hacía Economía y Martha, Arquitectura. Ambos ya se habían casado y tenían un niño en común cuando, con 23 años, deciden dar el salto a España para terminar allí sus estudios universitarios.
Su vínculo con la Madre Patria era una tía de Martha que vivía en Algeciras, por lo que en 2003 se armaron de valor y volaron hacia la ciudad de la Bella Bahía para continuar con sus planes de futuro. Sin embargo, al llegar a Algeciras no todo fue fácil. Tanto Martha como Pablo tuvieron que aparcar sus carreras universitarias, ya que se hacía imperioso trabajar para sobrevivir.
Martha comenzó trabajando en una casa, ayudando como asistenta; y Pablo pronto encontró un trabajo montando puestos en la zona exterior del mercado de abastos. Aquel trabajo de Pablo sería el gancho que años más tarde les empujaría a emprender su propio negocio. Durante años, fue aprendiendo todos los secretos del mercado, sobre todo de los puestos de fruta, que él ayudaba a montar todas las mañanas.
Poco a poco, fue surgiendo en ambos el espíritu emprendedor y comenzaron a gestar el sueño de montar su propio puesto de frutas. Una de las personas clave en esta decisión fue la propia dueña de la casa en la que trabajaba Martha: “Me dijo que lo intentara. Que no iba a estar toda la vida trabajando en la casa, y me animó a que me independizara. Y que si no lo conseguíamos, que siempre podría volver a su casa”.
También recibirían ayuda de otras personas que hicieron posible su sueño, como Antonio Pino. Los primeros pasos fueron tímidos. Martha comenzó trabajando los fines de semana ayudando en el puesto de frutas de Gabi, junto a la churrería. Allí estuvo unos ocho meses aprendiendo a despachar, gracias a lo que enseñó Gabi, ya fallecido, al que recuerda con mucho cariño.
Sería en el año 2011 cuando encontraron la oportunidad: El puesto situado junto a la ferretería quedaba vacante y lo ponían en alquiler. Ahí decidieron dar el salto y poner en marcha un puesto, ya consolidado y muy querido entre los algecireños, que lleva una década sin faltar a la cita de las mañanas en la plaza.
Fruta tradicional y exótica
En Frutería Martha se puede encontrar todo tipo de variedad de frutas y verduras: patatas, pimientos, ajos, lechugas, champiñones, melón, sandía, manzanas, naranjas, albaricoques, fresas… Fundamentalmente, trabajan la frescura y calidad que ofrece la fruta de temporada: “Siempre estamos mirando la fruta de temporada, y que sea del Campo de Gibraltar o de zonas de los alrededores”.
Pero a este carácter tradicional del puesto, Martha y Pablo le suman un factor exótico que no ha pasado despaercibido para los algecireños y que ha tenido muy buena respuesta en la ciudad. Así, desde el principio se dedicaron a importar frutas procedentes de su país, hasta entonces poco o nada vistas en Algeciras, como la yuca, la papaya, la malanga o el plátano macho, incluso el mango, en una época en la que todavía no abunadaba tanto como ahora en la ciudad.
A ello le suman otros productos poco habituales y que también trabajan con especial mimo, como todo tipo de yerbas aromáticas o setas de cultivo como boletus o portobello.
Un puesto completísimo, que en una década de vida ya forma parte del corazoncito de la clientela de la plaza: “La respuesta de los clientes ha sido siempre muy buena. Siempre nos han preguntado y les hemos ido informando de las frutas que íbamos trayendo”, afirma Martha.
Venta oline
Martha y Pablo han demostrado su cultura de esfuerzo y emprendedora desde que llegaron a Algeciras. Pero, además, son un ejemplo también de adaptación a los nuevos tiempos y de innovación. Fueron de los primeros también en ofrecer servicios a través de redes sociales como Facebook o Instagram.
Incluso, cuando la pandemia trajo el miedo al pequeño comercio, se encargaron de promover el reparto a domicilio de todo tipo de productos de la plaza. Ello les llevó a la idea de crear una plataforma, que no terminó de funcionar. Una idea que han terminado de poner en práctica con su entrada en el Centro Comercial Virtual del Campo de Gibraltar.
“Yo creo que ahora la gente joven está más en lo online. Además, yo tengo clientes de hace mucho tiempo que, por su trabajo, no pueden venir al mercado y están empezando a comprar online”, explica Martha.