Todos los que trabajamos con orcas sabemos que son animales curiosos que interaccionan en grupo con nuestros barcos. Nos siguen, juegan con nuestras burbujas. Nos observan y nos permiten acompañarlas en sus jornadas de alimentación a la carta cuando roban atunes a los pescadores de la zona.
Según mi experiencia los cetáceos son animales inteligentes que no se relacionan con animadversión o empatía de forma automática. Como nosotros, primero se acercan, interactúan, aprenden y en función de lo que sienten, hacen lo que creen más conveniente.
Jamás, en todos mis años en aguas del Estrecho, he sabido de ningún ataque ni daño a embarcaciones de la zona. Pero esto ha cambiado, hace apenas una semana dos veleros han perdido su pala de timón como consecuencia de interacciones con un grupo de orcas. Parece el mismo patrón de comportamiento que tuvieron en Galicia y las costas de Portugal hace unos meses.
Sabemos que algunas de las familias de orcas que visitan cada año el Estrecho han pasado parte del invierno en Galicia. No es de extrañar, por tanto, que tengan comportamientos similares tanto en las costas gallegas como en las del Estrecho de Gibraltar. Son los mismos individuos. Era lógico pensar que aquí también podrían sentirse especialmente atraídas por los timones de los veleros de entre 10 y 14 metros.
Contrariamente a lo que muchos creen, este comportamiento no es nuevo en el mundo de las orcas. Ya se ilustra en la obra documentada en hechos reales, El libro del mar de Morten A. Stroksnes.
¿Por qué muerden el timón de los veleros?
Los pescadores noruegos ya plantearon que, probablemente, las orcas confundían la obra viva del barco con la silueta de un animal y atacaban al timón por la similitud con sus aletas. Mordiendo esta zona, la aleta, acceden directamente al hígado la parte más nutritiva y apetecible para ellas.
El animal en cuestión podría ser el tiburón blanco. Las fotos y dibujos que mostramos ilustran por sí solas el parecido en formas y volúmenes de ciertas partes del tiburón y de los veleros seleccionados como presas.
Poco importa si las eligen como entrenamiento o como un intento de cazar a un animal que creen real. Si estamos en lo cierto, estos veleros medianos estimulan a las orcas como lo haría un auténtico tiburón. Lo más recomendable sería parar el barco y reducir al mínimo su inercia para dejar de ser atractivos para ellas.
Muchos se preguntan si catalogar lo sucedido como un juego o como un ataque. Para mi, tiene que ver más con un entrenamiento grupal o un comportamiento de caza ante un estímulo supernormal. Como nosotros, estos cetáceos, pueden ser excitados o hiperexcitados por estímulos artificiales que van directamente a sus instintos más primarios.
Como también sucede en los humanos, los individuos más inmaduros y con menos experiencia son los más susceptibles de ser engañados por este tipo de estímulos. Justamente han sido tres machos jóvenes los involucrados en la mayoría de los incidentes de este invierno en Galicia.
Fue Niko Tinbergen, premio Nobel en 1973, quien acuñó el término estímulo supernormal y lo investigó ampliamente. El estímulo supernormal se define como un estímulo artificial con capacidad para producir una respuesta superior incluso a la de los estímulos naturales. Es una imitación exagerada, impulsora de fuertes instintos que suelen vencer en competencia a las señales normales.
Los animales encuentran muy raramente estímulos supernormales en la naturaleza.
En cambio, los humanos estamos inundados de ellos en la moda, el maquillaje, le propaganda, el marketing, etc. Cualquier cosa que se venda muy bien, usa probablemente algún tipo de estímulo supernormal. En definitiva, lo falso o artificial puede sobrepasar ampliamente a lo natural en la capacidad de activar una respuesta.