El regidor linense, que ayer condenó los hechos, ha reclamado actuaciones para paliar las carencias sociales de la localidad como medio de combatir el narcotráfico en la zona.
“Esto es reflejo del problema social gravísimo que tenemos y que venimos denunciando desde hace años”, ha subrayado Franco.
El alcalde ha recordado que se puso en marcha un plan de seguridad contra el narcotráfico en el Campo de Gibraltar, “con especial incidencia” en La Línea, pero denuncia que “el aspecto social no se ha abordado de ninguna forma”.
Franco entiende que se está produciendo “una situación bastante grave” en el municipio, con “un 42 por ciento de paro”, al tiempo que a “gente a la que el modo de vida que tenía, ilegal y delictivo, se le está cortando”.
Por ello, explica, “ante una situación como la de ayer, con dos fallecimientos y con ciertos bulos que estaban circulando, pues acaba provocando que estalle una algarada de este tipo”.
Sobre los bulos citados por el alcalde, se refieren a la ayuda prestada por las fuerzas de seguridad a los dos fallecidos, a quienes trataron de reanimar, según fuentes oficiales, al contrario de lo que indicaban los mensajes que circularon en los redes sociales.
El origen de los disturbios fue el naufragio de una lancha con dos ocupantes a bordo, que se lanzaron al mar y no pudieron mantenerse a flote, en una zona cerca de la costa linense.
La Policía dio aviso a los servicios de emergencias y a las embarcaciones particulares que se hallaban en el lugar.
Una patrullera de la Guardia Civil recuperó los dos cuerpos del mar y los trasladó aún con vida al puerto de La Atunara, donde se les practicaron maniobras de reanimación durante más de media hora sin éxito.
Mientras tanto, decenas de vecinos de la Línea se concentraron en el puerto alertados por el suceso y comenzaron a increpar, arrojar piedras e intentar agredir a los agentes que intervenían.
Varios contenedores y otras piezas de mobiliario urbano ardieron durante los incidentes.
Los investigadores creen que los dos fallecidos, al menos uno de ellos con antecedentes policiales, salieron al mar en un bote de fibra pequeño y precario para suministrar garrafas de gasolina y avituallamiento a las narcolanchas que se encargan de trasladar los alijos de hachís desde Marruecos a las costas españolas.
“Son botes pequeños que no valen para navegar a más de dos millas de la costa”, según fuentes policiales, que creen que el motor de la embarcación se debió averiar o caer el mar, tras lo que los dos hombres se tiraron al agua.
La fuerza del viento de poniente que soplaba en la zona hizo que mantenerse a flote fuera más difícil que en otras circunstancias.