En una nota, Verdemar-Ecologistas en Acción ha recordado que en septiembre y febrero de 2018 ya se produjeron episodios de este tipo, siendo el último este miércoles.
Según los ecologistas, “estas aguas transportan materia fecal y orina, además de gran cantidad de químicos utilizados para la limpieza del hogar, por lo que son una importante fuente de contaminación para los cursos de agua en una zona tan castigada como la que se reseña”.
“El agua de los colectores muchas veces va a parar al agua de los ríos y con mucha frecuencia al mar”, han señalado desde Verdemar, que han añadido que “en algunos sitios, el agua pasa por plantas purificadoras, que las deja aptas para otros usos, como el riego, pero incluso empleando esta tecnología no llega a poder neutralizarse su contenido en sustancias nocivas, sobre todo cuando se trata de productos químicos”.
En este sentido, han explicado que según estudios científicos publicados, “el agua con residuos fecales puede causar diarreas o infecciones en caso de ser ingeridas, pero también infecciones oculares y de oído”. Además, han señalado que las aguas residuales urbanas vertidas al mar suponen un aumento de nutrientes que alimentan la proliferación de algas y cambian la composición de la comunidad marina y este punto, “la posidonia es una de las más afectadas”.
Asimismo, Verdemar ha explicado que “los efectos de estos vertidos tiene mucho que ver la dinámica de las aguas de la playa donde se produce”. Así, ha indicado que “no es lo mismo un vertido en una playa abierta, donde el agua se regenera con mayor rapidez, como puede ser la playa de Levante, o en caso contrario, la playa de Poniente, donde al ser en aguas dentro de la Bahía de Algeciras tardan más en diluirse”.