El equipo técnico de la Consejería de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul y la agencia Amaya han devuelto al mar este viernes en la playa de Bolonia (Tarifa) a cinco ejemplares de tortugas bobas que se estaban recuperando en el Centro de Gestión del Medio Marino Cegma, de Algeciras, una vez que se encuentran en buen estado de salud. Con estos cinco ejemplares se han devuelto a su medio natural un total de quince en diferentes puntos de la costa andaluza en lo que va de año.
La tortuga Lush ingresó el 18 de junio tras ser recogida en la Bahía de Algeciras en el marco de un estudio de investigación en el que participaba la entidad Seashore, tras advertir de que tenía problemas para flotar y no reaccionaba ni a estímulos ni a amenazas. Ha estado ingresada en el Centro de Gestión del Medio Marino y a los pocos días defecó restos de plásticos. Tras los cuidados, se ha decidido que ya está apta para volver a su medio natural.
Aurorita es la segunda tortuga devuelta al mar en las playas de Bolonia. Ingresó el 11 de abril dentro del proyecto SOS Caretta: Pescadores por la biodiversidad, y apenas pesaba cinco kilos. El ejemplar fue llevado a puerto por la embarcación Joven Aurorita de Sanlúcar de Barrameda y tenía una herida de gran tamaño, diferentes lesiones en el cuerpo, ruidos respiratorios… ha ganado tres kilos de peso y está restablecida.
Atrapada en las redes de pesca de cerco se quedó Locomía, el tercer ejemplar que se ha devuelto al mar. Ingresó en el Cegma de Algeciras el 4 de julio y ya presenta un correcto estado de salud. Igual que Locomía, Saray procede del proyecto SOS Caretta. Con 65 kilos, la embarcación Saray y Claudia la llevaron al Puerto de Sanlúcar de Barrameda tras quedar atrapada en redes de la pesca de arrastre. Tenía un corte profundo de un centímetro en el pectoral izquierdo y ha padecido conjuntivitis. Restablecida, también ha sido devuelta este viernes a su medio natural en la playa de Bolonia.
Macario, el quinto ejemplar devuelto al mar
El último ejemplar que los técnicos de la Junta han devuelto al mar entre la expectación de los bañistas ha sido Macario. Ingresó en el Centro de Gestión del Medio Marino el 24 de abril. La embarcación Macario I la llevó al puerto de Sanlúcar de Barrameda procedentes de artes de pesca menores. Tenía unas condiciones corporales débiles, deshidratación y unas úlceras de gran tamaño. La particularidad de este ejemplar es que tiene características diferentes a las tortugas bobas habituales: el pico más afilado y una coloración diferente de los escudos del caparazón que recuerdan a las tortugas carey. Por ello, los técnicos barajan que pueda ser un ejemplar híbrido de ambas especies.
Balance
En el último año 2022, el Centro de Gestión del Medio Marino ha atendido a 42 ejemplares de tortugas bobas que han recibido los cuidados de los veterinarios para ser devueltas a su medio natural. Y todo en el marco de un programa que protege a esta especie en peligro de extinción. Durante los seis primeros meses de este año 2023 han ingresado en el Centro de Gestión del Medio Marino de Algeciras un total de 14 ejemplares de tortugas boba. Desde 2008 hasta 2022, ingresaron295 tortugas marinas vivas que aparecieron varadas a lo largo de la costa andaluza.
Los responsables científicos alertan sobre el incremento exponencial de la presencia de basuras marinas defecadas por más del 80% de los ejemplares ingresados. La presencia de basuras en tortugas marinas es una realidad cada día más presente, y se ha observado un aumento muy significativo durante los últimos años. Los ejemplares que más tiempo tardan en recuperarse y por lo tanto permanecen temporadas más largas en los centros son aquellos que han sufrido algún tipo de interacción de origen humano.
Por eso, desde la Consejería de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul que dirige Ramón Fernández-Pacheco, se hace un llamamiento a la responsabilidad personal para cuidar el medio natural y evitar tirar basuras al mar y en la costa. Una colilla, un envoltorio de un helado, un vaso de plástico que se queda por descuido en la arena se añaden a aparejos de pesca perdidos o abandonados, provocan directamente el deterioro del hábitat marino y constituyen una amenaza para tortugas, aves marinas, peces y fondos marinos.