Miguel llegó al mundo el pasado día 16 de febrero, a las 12:35 horas del mediodía, pesando 4 kg 460 gramos. Tal y como narra su madre a Área, los enfermeros le advirtieron que había nacido con los niveles de glucemia bajos y que le tenían que aislar para administrarle una serie de medicamentos. En ese momento arrancó la ‘pesadilla’ de esta madre.
Comenzaron a darle comida artificial desde el minuto uno, no sé lo que se siente al tener a mi niño en los brazos. Lo tengo que ver a través de un cristal. Ayer fui y me dijeron que no podía verlo más hasta hablar con la trabajadora social. Cuando llegué me dijo que a partir de ese momento solo puedo ver a mi hijo a las 12:30, quince minutos, y a las 19:30, otros quince minutos, ya que se encuentra retenido por los servicios sociales de Cádiz.
Nieves está citada el próximo lunes en la propia Delegación Territorial de Cádiz para que declare y se pueda realizar una evaluación del caso, y si procediese, la entidad podría levantar esa medida cautelar que se le ha impuesto (retirada del niño), si bien el Ayuntamiento explica que el informe que se envió, se realizó para salvaguardar la integridad física y los derechos del menor ante los antecedentes personales y familiares, que no penales, que posee la madre.
Por parte de la familia del bebé, la única explicación que se les da es que han tenido lugar una serie de irregularidades y que todas las decisiones que se han tomado han sido «para proteger al menor».
«¿Protegerlo de qué? Yo soy su madre, ha estado dentro de mi nueve meses y lo he protegido a capa y espada. Ha nacido sin ningún tipo de problemas, ha llegado al mundo sano y tiene todo el amor de su familia y de sus dos hermanos. Un bebé tiene que estar con su madre, su abuela, su familia, no con una extraña. Queremos algo que nos lo justifique».
La abuela del niño ha afirmado que mientras estaba embarazada, la joven tuvo una discusión con su pareja (padre del recién nacido) e intervino la Policía, interponiendo una orden de alejamiento entre los dos. Desde ese momento, tal y como remarca, tanto sus hijos como la mujer viven con sus abuelos, «tengo pruebas y podría recoger firmas de todo el bloque e incluso del Saladillo que afirmarían que mi hija y mis nietos viven conmigo. Van al colegio, se alimentan, se duchan, todo. Es mentira lo que dicen»