El suceso ha reabierto el debate sobre la planificación urbanística y de seguridad en la costa gaditana, especialmente en un área con gran atractivo turístico como Tarifa y su entorno, donde la combinación de fuerte presión urbanística, alta ocupación en verano y la cercanía de zonas forestales convierte cualquier incendio en un grave riesgo para la población.
El incendio declarado en la Sierra de la Plata, en las inmediaciones de Atlanterra, ha dejado en evidencia la ausencia de un plan de evacuación no solo de la urbanización, situada a pocos kilómetros de Tarifa, sino de todo el municipio, “las colas kilométricas en Bolonia son habituales y las infraestructuras de mediados del siglo pasado”.
La evacuación de residentes y turistas se realizó exclusivamente a través de la carretera que conecta Atlanterra con Zahara de los Atunes, lo que provocó un colapso circulatorio con retenciones que tardaron más de cuatro horas en resolverse. Durante ese tiempo se registraron episodios de pánico y ataques de ansiedad debido a la densa humareda causada por el fuego.
Un comunicado difundido tras el suceso advierte que “este episodio ha evidenciado que Atlanterra sigue contando con las mismas infraestructuras de hace décadas, cuando el turismo era prácticamente inexistente en esta hermosa zona”. Se subraya que el fuerte crecimiento urbanístico de los últimos 25 años y la gran afluencia de visitantes en temporada alta hacen imprescindible la creación de nuevos viales públicos y salidas de emergencia que garanticen la seguridad de residentes y turistas.
Un militante de Podemos en la provincia de Cádiz, que vivió en primera persona la evacuación, relató: “La situación fue desesperante, parecía una ratonera sin salida. Cuatro horas atrapados en una sola carretera, con el humo alrededor y gran pánico en las personas. No podemos seguir permitiendo que Atlanterra crezca sin tener un plan serio de evacuación y accesos seguros”.
Otro punto a destacar es la Operación Paso del Estrecho que en épocas de máxima afluencia turística, multiplica la saturación de vehículos, colapsando incluso el propio centro de Tarifa.