IAM/RF Finalizaron las “Primarias del PSOE” que, dicen, permiten cerrar heridas, roturas… En breve se verá si esto es así. Aunque se antoja que tanto poder puesto en entredicho, por la afiliación del PSOE en las urnas, no barrunta buenos tiempos.
Y el dato más positivo es la enorme participación, ya que el 80,3 % del censo de personas afiliadas socialistas se acercó a votar.Los ganadores: Pedro Sánchez, el que más y Patxi López, que podía haber hecho el ridículo y el respaldo del 9% lo deja en un digno “tercer lugar”. De no haber entrado en liza Patxi, autoproclamándose la tercera vía, posiblemente la victoria de Pedro sobre el susanismo, felipismo y zapaterismo hubiera sido mucho más contundente. La victoria de Pedro Sánchez, se verá a no mucho, bien pudiera calificarse de “pírrica”, ya que el ganar no supone, en modo alguno, controlar los poderes dentro del PSOE. Los estatutos no han cambiado y con ellos en la mano hicieron que Pedro dimitiera no hace tanto. Por otro lado, el congreso del PSOE, a un mes vista, puede ser la ocasión del aparato para ampliar su control con una ponencia marco que ataría las manos a la secretaría general y, además, en el parlamento el grupo socialista se alineó mayoritariamente con quienes derrocaron a Pedro y pretendían aupar a Susana. Y un Secretario General no tiene tanto poder como para imponer disciplina de voto en el parlamento o senado. La gran perdedora de todas todas: Susana. Evidentemente se ha quedado descompuesta, ya que la garantía recibida del aparato como “Yegua ganadora” se ha esfumado en las urnas, que con el anonimato, han roto la presión del miedo a quienes, por más que compromiso, tuvieron de mala gana que firmar el dichoso aval en su momento. Y es que el aparato del partido controla a un buen número de persona que dependen directamente de los “favores” que se les hace o deben hacer.
El PSOE desde las elecciones de 2015 cuenta con 20.828 concejalas y concejales. Añadir algo más de 10.000 cargos de la administración, incluyendo los asesores, sin dejar de lado alrededor de 4.000 “militantes” colocados en cargos de dirección y consejos de administraciones de empresas públicas, cuyo número se calcula en 2.500. Suponen una fuerza numérica proclive al aparato. Sumémosle familiares amigos y conocidos de estos y la resultante permite apreciar de donde han salido los 59.000 votos de Susana, que por cierto no llegan a los 60.231 avales presentados en apoyo de su candidatura. Y la pregunta es obvia: ¿Cómo es posible que miles de personas que avalaron a Susana no la hayan votado? ¡Claro! El aval no era anónimo. ¿Mucho compromiso? ¿Mucho miedo? A Susana debe preocuparle esta deserción de “fieles”, más que otro asunto. Porque puede llegar a la conclusión de que sus días en primera línea de la política están contados. Fdo Rafael Fenoy Rico