70 años de Derechos Humanos

El expresidente del Comité de Derechos Humano de la ONU, el abogado Fabián Salvioli (Argentina, 1963), es ahora el relator de la ONU para la promoción de la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición. Su cometido es el de analizar la salida del conflicto armado de un país o el paso de regímenes autoritarios a democráticos. Su próximo informe para Naciones Unidas tratará sobre las reparaciones y el acceso a la justicia de víctimas por violaciones graves y sistemáticas de derechos humanos en todo el mundo. 

Salvioli dijo en Valencia que la paz no es un valor a mantener sino a construir de forma cotidiana, porque mantener la paz es ficticio en un mundo en el que no existe. En un mundo como el actual en el que las tres cuartas partes de la humanidad no tienen satisfechos sus derechos básicos y elementales no se puede decir que haya paz. La construcción de la paz se da sobre la garantía de los derechos humanos. Y para ello hace falta voluntad política.

Los derechos humanos, según se ha dicho en el Congreso de Valencia, tienen que ser el programa de todo Gobierno democrático, porque cada párrafo es un llamamiento al esfuerzo y cada línea una condena a la resignación. Y que el Estado está para respetar y garantizar los derechos humanos. En caso contrario, no está cumpliendo la función para la  que fue creado. Las organizaciones internacionales deben de tener los derechos humanos como punto central de su agenda. Esa es la mejor manera de construir un mundo mejor.

Pero hacen falta tribunales internacionales en todo el mundo para exigir su cumplimiento y poder juzgar a los máximos responsables de crímenes contra la humanidad, como la Corte Penal Internacional, la Corte Interamericana de Derechos Humanos y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Una labor muy importante de Naciones Unidas, que echo de menos, es la lucha contra la discriminación que sufren las mujeres. La discriminación es la violación más masiva y sistemática de derechos humanos que hay en el mundo. 

Naciones Unidas tras examinar por su Comité de Derechos Humanos a más de 120 Estados ha podido constatar que ninguno tenía efectiva paridad de hecho ni de derecho. Ninguno. Algunos dirán que hay países con mejores situaciones y otros con peores, pero no se puede trabajar en derechos humanos sin tener perspectiva de género. No se puede trabajar en derechos humanos sin ser feminista, porque al hablar de feminismo hablamos de igualdad. Porque no ser feminista ante esta situación de discriminación, creo, nos hace peores personas.

Una de las conclusiones del Congreso de Valencia es que no hay otra ideología mejor en el mundo que los derechos humanos. Afirmación que comparto. Porque, ¿quién puede estar en contra de que en todo el mundo, todas las personas gocen de salud, educación, trabajo, de que nadie sea denigrado ni sufra discriminación? Es un ideario extraordinario. Es la mejor ideología que se conoce, que no es de derechas ni de izquierdas; es el legado más extraordinario que el siglo XX ha dado a la humanidad. Hasta que se encuentre algo que supere esa ideología, yo abrazaré, lucharé y defenderé los derechos humanos. Esa será mi tarea y mi lucha.

 

 

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