Domingo negro en Andalucía donde el pueblo enfadado con la izquierda y los políticos en general les ha castigado con su voto. Voto de la abstención (42%) y de la frustración que ha premiado al partido que menos puede hacer para solucionar los graves problemas de Andalucía. Así que desesperados y perdidos todos al rio del racismo y la xenofobia de Vox.
El susanismo ha muerto y lo que ha nacido en Andalucía es una hidra venenosa de tres cabezas (PP, Cs y Vox) que no sé dónde nos llevará. Posiblemente a una victoria colectiva desesperada de la derecha. Y a un gobierno euroexceptico andaluz, si Casado y Rivera le abren las puertas a Vox para participar en el gobierno de Andalucía.
Hoy los partidos dirán triunfantes que han ganado todos. Susana Díaz por ser la más votada con 33 escaños, cuando ha cosechado el peor resultado de la historia del PSOE en Andalucía, y que acaba con casi 40 años de mal gobierno socialista. ¿Habrá ajuste de cuentas entre Pedro y Susana en el PSOE andaluz? Porque las espadas siguen todavía desenvainadas.
El PP ha conseguido su objetivo de evitar el sorpasso de Ciudadanos. Una ambición impropia de un partido de gobierno, pero descriptiva del fracaso que supondría ceder el liderazgo del centroderecha al partido naranja. La realidad es que ha perdido votos y escaños. Y tiene solo 26 diputados de 110 para gobernar Andalucía.
Ciudadanos proclama que ha ganado sin bajarse del autobús. Mejora en votos y 12 escaños, pero sigue sin ser la alternativa conservadora. Este buen resultado adecenta el despliegue de Albert Rivera y de Inés Arrimadas en socorro de un candidato tan débil como contrariado en su amnesia política: Juan Marín abjura ahora del socialismo y del susanismo, que arropó durante tres años y medio.
El proyecto de Adelante Andalucía también fracasó perdió sufragios y perdió tres diputados. La fórmula andalucista-izquierdista que lidera Teresa Rodríguez no se la han creído ni andalucistas, ni izquierdistas, sobre todo, por la injerencia de Iglesias y Garzón en las decisiones de Teresa Rodríguez en Andalucía, aunque ella diga lo contrario.
Vox ha sido la gran sorpresa de estos comicios. Las encuestas le concedían hasta cinco diputados, pero al final han sido 12. Así que ahora un partido que está en contra de las autonomías se acomodará, y nunca mejor dicho, en el Parlamento de Andalucía. ¿Para destruirlo?
En estas elecciones Vox ha logrado convertirse en el centro del debate, bien como arma arrojadiza de los partidos, o bien como tribuna de un electorado al que cortejan Ciudadanos y el PP mimetizándose los dos de forma vergonzante en un discurso radical en materia de inmigración y seguridad.
Ahora nos queda por saber, una vez que se constituya la cámara andaluza, si Casado o Rivera le abrirán las puertas del gobierno de Andalucía a un partido, machista, racista y xenófobo, tratándolo como si tuviera el control de la política andaluza y española.
Los comicios andaluces se han convertido ya en el primer test para el próximo año electoral, y sus resultados se están evaluando en clave nacional. Estos resultados, posiblemente, afectarán a las fechas de las elecciones generales del próximo año. Creo que este país está preso de inminente males con la llegada de Vox a la política. Y si pensamos que algo está mal, debemos actuar todos en congruencia. Porque yo no quiero solo interpretar el mundo, como dicen los filósofos, sino transformarlo. Y por la senda escogida. Mal vamos.