La operación arrancó en abril, cuando la Guardia Civil localizó en una guardería 2.675 kilos de hachís, operativo durante el cual se detuvo a 2 personas y se recuperaron 6 coches de carga que habían sido previamente sustraídos.
Según la investigación llevada a cabo, esta red se encargaba de realizar todas las labores relacionadas con la introducción de grandes partidas de hachís y que se desarrollan en tierra firme, es decir, recogida de la sustancia estupefaciente tras haber sido alijada en la costa, traslado a las guarderías de drogas y posterior distribución.
El grupo conocía bien las zonas de alijo, por lo que podían llegar a introducir hasta 6 toneladas de hachís a la semana. Los ahora detenidos comenzaron trabajando en la zona de Puente Mayorga pero la presión de los agentes les llevó a desplazarse a las costas de Málaga, concretamente a Manilva.
La red contaba con una decena de guarderías entre las localidades de San Roque, La Línea de la Concepción y Manilva para la ocultación del hachís y de los vehículos sustraídos.
Su modo de operar por la playa de Puente-Mayorga y Guadarranque consistía en el uso de embarcaciones neumáticas de pequeña eslora que un nutrido grupo de personas botaban para realizar un trasbordo de fardos de resina de hachís, desde las potentes embarcaciones que cruzan el Estrecho hasta los vehículos de carga.
Además, alternaban el alijo de droga con el contrabando de tabaco, empleando para estas operaciones a las mismas plantillas. Un operativo de 300 agentes llevó a cabo registros en La Línea, San Roque, Algeciras, Manilva y Málaga y en uno de ellos se encontró en la mochila escolar de la hija de uno de los detenidos, menor de edad, 50.000 euros en metálico, y posteriormente se localizaron debajo del colchón del dormitorio principal otros 150.000 euros, que el titular de la vivienda alegó que eran fruto de sus ahorros.