Según los datos extraídos del Estudio Nutricional de la Población Española (ENPE), la comunidad autónoma de Andalucía tiene un porcentaje de obesidad del 27,7 %, la más elevada de España. En el mismo informe también se expone que un 52.6 % de españoles sufre de sobrepeso u obesidad.
En términos generales, el 32.6 % de españoles tiene sobrepeso y el 22 % entra en la categoría obeso sin diferenciar el género, aunque la tendencia es mayor en los hombres. Estos datos fueron publicados en la Revista Española de Cardiología (REC), uno de los pilares de REC Publications, perteneciente a la Sociedad Española de Cardiología (SEC).
Del informe también se desprende que el riesgo del aumento de peso crece con la edad, pues las tasas más altas han sido registradas en personas que sobrepasan la barrera de los 65 años.
Andalucía no está sola en el podio. El primer puesto lo comparte con Galicia, que también tiene al 26.7 % de su población con un estilo de vida poco saludable. El ranking sigue con el Principado de Asturias (26.2 %), la Región de Murcia (25.7 %), las Islas Baleares (11.7 %), Cataluña (16.1 %) y el País Vasco (16.5 %).
La obesidad y el Covid
Los primeros informes de los expertos luego de la aparición del COVID-19 señalaban a las personas obesas como un grupo de riesgo frente al nuevo virus, lo cual fue comprobado al analizar los casos más severos de contagio. Del estudio de la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO) se desprende que el 80 % de pacientes que tuvieron formas graves de infección por coronavirus, necesitaron intubación, ventilación mecánica o fallecieron, padecían obesidad.
Medidas para revertir la obesidad
El informe de la SEEDO menciona que el 44.3 % de españoles admiten haber aumentado de peso durante el confinamiento nacional, de los cuales un 73 % sitúa la cantidad ganada entre 1 y 3 kilogramos. Este contexto da una idea de lo que se debe hacer para estar en forma: lo contrario. Hacer ejercicio es uno de los dos pilares para bajar de peso, por eso muchas organizaciones recomiendan una actividad física de 150 minutos a la semana.
El segundo hábito es la alimentación, sobre todo reducir los consumos de carbohidratos que se encuentran en abundancia en las harinas y dulces. Lo recomendable es quitarlos de la dieta o sustituir el azúcar con edulcorantes acalóricos, pues no alteran la glucosa ni se almacenan en el cuerpo como grasa. La harina se puede reemplazar con sus versiones integrales o hechas a base de otros productos como la avena, soya o almendras.
Tanto el ejercicio como la dieta deben estar acompañados de cantidades justas de agua y cinco porciones de fruta al día.