Según ha explicado la Policía Nacional en una nota, el combustible se encontraba oculto en el interior de un garaje. Los agentes llegaron al mismo tras observar un numeroso trasiego de individuos que portaban garrafas con combustible, en el garaje, completamente cerrado y hermético sin cumplir con las medidas de seguridad pertinentes.
En el interior se almacenaba un total de 176 garrafas que arrojaron un peso aproximado de 4.400 litros de gasolina, sustancia altamente inflamable.
La intervención se inició cuando los agentes observaron que del se desprendía un fuerte olor a combustible, así como una acumulación importante de gases. Así, a sabiendas del peligro que podía producirse por una deflagración, se apresuraron a sacar inmediatamente el combustible del interior del pequeño recinto donde se encontraban almacenadas con el consiguiente peligro que generaba para el vecindario de dicha comunidad la posible explosión de esta gran cantidad de combustible almacenado.
La Policía Nacional ha recordado que el almacenamiento de combustible, especialmente de gasolina, en grandes cantidades en lugares cerrados es altamente peligroso para el resto de personas que conviven en ese mismo bloque de edificios, no ya sólo por la posible deflagración dada la acumulación de gases, sino también por el efecto que generaría por su propia combustión.