Una histórica reivindicación de la comarca a la que ahora se suman una treintena de municipios españoles que se han unido para demandar la finalización de los corredores ferroviarios Mediterráneo y Atlántico, que tienen en el tramo Algeciras-Bobadilla una de sus principales cuentas pendientes.
Este nuevo colectivo se une a otras plataformas y entidades, tanto en la comarca gaditana del Campo de Gibraltar como de diversos puntos del país que a lo largo de los años vienen reclamando la necesidad de un enlace ferroviario eficaz en un punto estratégico entre África, América y Europa.
La potencialidad para el comercio internacional de este enclave ya fue reconocida por el Senado español en 1919, cuando se elaboró un ambicioso proyecto para la construcción de una línea de ferrocarril electrificada que conectara el puerto algecireño con la frontera francesa.
Desde entonces el tráfico comercial no ha dejado de crecer, como tampoco la necesidad de una movilidad sostenible, pero el proyecto, que ha sufrido desde entonces muchos cambios, no ha llegado totalmente a su puerto.
El tramo Algeciras-Bobadilla, forma parte de los corredores ferroviarios Mediterráneo y Atlántico, de carácter prioritario para la UE dentro de la Red Transeuropea de Transportes (Ten-T).
El plan para su desarrollo contemplaba 2020 como fecha para la culminación de las obras.
Sin embargo, se han ido acumulando retrasos. Los más recientes, la necesidad de trámites medioambientales de cara a la electrificación de la vía en diversos tramos de la provincia de Málaga.
El ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, José Luis Ábalos, ha fijado ahora 2025 como nuevo horizonte.
El proyecto de Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2021 contempla una partida total de 300 millones de euros para este tramo de 176,2 kilómetros que consta de una vía única no electrificada y de ancho convencional.
El objetivo de las obras de modernización es adaptar la vía al ancho internacional, que permitiría la conexión con Europa en la frontera francesa sin necesidad de transbordos, así como su electrificación, para incrementar la velocidad de circulación.
Esas mejoras permitirían elevar de las 28 circulaciones diarias actuales a algo más de cincuenta, además de reducir el consumo energético, reducir los tiempos de viaje y mejorar su seguridad y permitir la circulación durante las 24 horas.
En el caso de Algeciras, la importancia de este enlace radica en la conexión ferroviaria con el puerto, origen de ambos corredores.
A pesar de las dificultades, la actividad de la terminal ferroportuaria de Isla Verde Exterior de la dársena algecireña alcanzó este mes de octubre su récord de actividad.
La Autoridad Portuaria de la Bahía de Algeciras (APBA) ha explicado que en octubre se movieron a través de la misma 4.866 teus y se operaron 111 trenes, superando así los registros de septiembre de este año y de agosto de 2019.
Durante los diez primeros meses del año la terminal suma 16.395 teus (+38% respecto a 2019) y 590 trenes (+43%).
En la conexión del puerto de Algeciras y el área logística del Campo de Gibraltar con el puerto seco de Antequera, considerado el gran nodo logístico andaluz, radica el mayor interés económico de estas obras.
La red ferroviaria Algeciras-Bobadilla fue inaugurada el 27 de noviembre de 1892.
Fue construido por la compañía británica The Algeciras-Gibraltar Railway Company Limited, una empresa con inversiones en diversas áreas en el Campo de Gibraltar en aquella época y que pretendía con esta línea establecer un enlace con el Peñón, si bien el Gobierno español de la época solo autorizó el trazado hasta Algeciras.
La compañía invirtió entonces en el primer muelle, de madera, del puerto algecireño, al que llegaba la vía ferroviaria, para conectar así por mar con Gibraltar.
La necesidad de aquel enlace ferroviario, ahora con otros objetivos, se ha convertido en una creciente demanda social y económica más de un siglo después.