Así, ACAIP pone como ejemplo las dos últimas agresiones sufridas por funcionarios de Botafuegos.
La primera se corresponde con unos hechos que tuvieron lugar el 18 de agosto, cuando los funcionarios de prisiones observaron cómo un interno multirreincidente escondía un objeto en la rodillera, por lo que se le retiró del resto de la población reclusa y, tras el cacheo, en el cual se resistió, se le encontró un pincho carcelario de fabricación casera. Tras serle retirado, ofreció resistencia de forma violenta, vertiendo amenazas graves sobre los funcionarios como “no sabeis quién soy yo. Os voy a matar, ya veréis cuando vuelva al módulo” o “yo ya estaba preso cuando tú estabas en la barriga de tu madre.
El juicio finalizó con una conformidad en la que los funcionarios perjudicados no fueron tenidos en cuenta por no estar personados en la causa y donde el recluso fué condenado a una pena de seis meses de prisión por un delito de resistencia y a tres meses de multa a razón de cuatro euros diarios por un delito de amenazas.
En un segundo caso, un interno de origen magrebí, en estado de evidente agresividad, insultaba y profería amenazas de muerte invocando a sus “amigos del ISIS” y escupía a los que intentaban reducirle. El interno en cuestión, de nuevo tras otra conformidad, fue condenado al pago de una cuota de tres euros diarios durante seis meses, una condena que podría salirle gratis si se declara insolvente. Un juicio penal, en el que los perjudicados no pudieron ser representados ni defendidos por la Abogacía del Estado, a pesar de haberse tramitado la documentación necesaria por la Dirección de Botafuegos.
ACAIP lamenta “la indefensión en la que los funcionarios de prisiones desarrollamos nuestro trabajo, pues seguimos siendo insultados, amenazados y agredidos tanto de forma verbal como física”.