El director de Open Arms, Oscar Camps, ha hecho estas declaraciones a los medios de comunicación después de que el barco de la ONG española haya desembarcado esta mañana en el puerto de Crinavis, en San Roque (Cádiz), a 311 inmigrantes que fueron rescatados la pasada semana frente a las costas de Libia.
Camps ha lamentado que “hemos pasado de la inacción propia de la Unión Europea al bloqueo” y ha denunciado que sólo Malta negó por escrito la entrada a puerto y el suministro, mientras que Francia e Italia “ni siquiera han dado una respuesta”, por lo que “ha tenido que ser España quien nos asignara un puerto, porque el barco es de bandera española”.
“Lamentamos mucho esta situación”, ha afirmado Camps, que ha subrayado que “esto no debería estar ocurriendo. Estamos hablando de vidas en peligro, personas que necesitaban atención y ayuda, y ha sido muy lamentable tener que hacer ocho días de navegación, cuando la normativa internacional dice que hay que ir al puerto seguro más cercano, y ese era cualquier antes de llegar a Algeciras, que era el puerto más alejado del Mediterráneo”.
El director de Open Arms ha afirmado sentirse “orgulloso” del trabajo de la tripulación y del equipo de logística en tierra y ha reconocido que “ha sido una operación muy difícil”.
“Estamos convencidos de que no hubieran llegado a ninguna parte de no encontrar nuestro barco. Estamos seguros de que hubieran muerto”, ha asegurado Camps, que ha añadido que “de hecho, aún se desconoce el paradero de una embarcación con cien eritreos, que no sabemos qué ha pasado con ellos. Esto es lo que está pasando en el Mediterráneo”.
Oscar Camps ha apuntado que, después de dos meses de inacción, esperando el convenio con el Gobierno español para intervenir en el Estrecho, los miembros de la oenegé han regresado al Mediterráneo central “que es donde creemos que debemos estar. En 24 horas hemos hecho tres rescates, después de dos meses en los que no se ha oído nada. Por eso, hay que poner el foco mediático allí, porque Europa no quiere que se sepa lo que ocurre”.
Según el responsable de Open Arms, no hay ninguna incidencia sanitaria entre los desembarcados, salvo “achaques” de las nueve mujeres embarazadas presentes entre los inmigrantes.
“Han sido 1.100 millas de navegación en invierno y en plena cubierta. Hemos tenido que hacer milagros para hacer llegar mantas, medicamentos y comida, porque dar de comer a 311 personas durante ocho días es mucho trabajo y mucha comida”, ha dicho.
Durante los días de navegación, Oscar Camps ha destacado que “se conocen muchas historias. Han escritos cartas y notas de agradecimiento, algunas de ellas seguro que acabarán en algún despacho de algún Gobierno”, al tiempo que ha apuntado que “proceden de muchos países, algunos de ellos en guerra, y muchos de ellos huyendo de la persecución”.