La concejal de ASSP Leonor Rodríguez lamenta que el PSOE se quedó ayer solo. Escenificó una vergonzosa posición de obediencia a su partido, a pesar de saber que lo que estaba rechazando eran los intereses de los ciudadanos y ciudadanas del Campo de Gibraltar. Es una muestra más de la vieja política del PSOE, que lleva más de cuarenta años haciendo política de partido, de obediencia a Madrid y Sevilla, y demostrando que los problemas de los ciudadanos y ciudadanas del Campo de Gibraltar les importan más bien poco.
La propuesta de ASSP salió adelante con el voto a favor de los concejales de Partido Popular, Izquierda Unida y Ciudadanos, y chocó con los seis concejales del PSOE, que no quisieron apoyar las demandas de la ciudadanía campogibraltareña y prefirieron defender a sus jefes de Madrid, a pesar de que es un clamor en toda la comarca que el llamado Plan Integral no responde a las necesidades reales de la zona.
Así, la moción planteaba instar al Gobierno a incluir en el plan los documentos elaborados por los colectivos afectados, por el tejido asociativo y por los municipios de la comarca; incluir en los planes de reindustralización la sustitución progresiva de las industrias contaminantes por industrias sostenibles y energías renovables; fomentar el aprovechamiento de los recursos de la zona y las iniciativas empresariales locales; priorizar la conexión Algeciras-Bobadilla; la regeneración de los bosques y la recuperación del litoral; un plan de acción para los colectivos con mayores necesidades sociales; facilitar los mecanismos para que el Brexit tenga la menor repercusión posible en los trabajadores transfronterizos; y la creación de un ferrocarril para el arco de la Bahía.
El PSOE de Algeciras, diciendo no a estas propuestas, se alinea claramente en contra de los intereses del Campo de Gibraltar. Demuestran una vez más que son un partido que promete y promete, pero que nunca hace nada por nuestra tierra. Y una prueba de ellos es que, a la hora de dotar al Plan Integral del Gobierno de verdaderas medidas demandas por la zona, reculan y sacan a relucir su verdadero rostro, que no es otro que la hipocresía, concluye Leonor Rodríguez.