IAM/ALJ La preocupación de los españoles por la falta de Gobierno ha aumentado en casi dos puntos según los resultados de la encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) del mes de agosto (19,4%).
Sin embargo, el desempleo sigue encabezando la lista de las preocupaciones de los parados y no parados españoles (75,5%), seguida de la corrupción (43,4%) y de los problemas de índole económica (22,8%).Así que, ahora o nunca, es el momento de las políticas de empleo, ya sea con el gobierno que se forme o con el actual aunque esté en funciones. No se puede esperar más, pues los datos son abrumadores. Porque si en esta legislatura no se da el salto cualitativo tendremos que renunciar para siempre. Y no quiero ser negativo.Para las políticas de empleo hacen falta mayores recursos que nos permitan converger con los países europeos más avanzados, pero esto resulta incompatible con las restricciones presupuestarias del Gobierno de Rajoy y las reformas labores del PP, que ha hecho temporal o a tiempo parcial la mayoría de las contrataciones en este país.Estos son los datos: La última Encuesta de Población Activa (EPA) deja un balance de 4,6 millones de personas en paro. Otras 860.000 tenían disponibilidad y deseaban trabajar pero no buscaron activamente empleo, por muchos motivos, en especial por desánimo provocado por la falta de oportunidades y formación. Y hay 1,1 millones más que trabajaron, pero buscaban otro empleo menos precario o más ajustado a su cualificación.Pero la auténtica lacra social en este país es el paro juvenil que alcanza un 46%, en Andalucía el 58%, en el segmento de edad de 20 a 25 años. Y según la oficina estadística comunitaria “Eurostat”, en 2015 el 22,2% de los españoles de esta edad ni estudiaban ni trabajaban, lo que nos sitúa entre los diez socios de la Unión Europea con mayor cantidad de “ninis”. Este desafío no admite demoras.En total son más de 6 millones de personas con historias, planes y realidades con poco futuro. En un extremo están aquellos que lo tendrán menos difícil para encontrar un empleo poco satisfactorio. En el centro los que transitarán entre el empleo y el desempleo (o la inactividad) rotando como en una especie de juego de las sillas. Y, en el otro extremo, se hallan los que ni entran siquiera en el juego.Estos datos dejan claro que la creación de empleo no llega a todos por igual, ni en cantidad ni en calidad, y debería ser un aliciente para que las políticas de empleo den el salto tan esperado por todos hacia la formación, la renovación y la innovación. Innovar supone ampliar las acciones de empleo y formación, con programas piloto comunitarios cuya evaluación periódica por un órgano independiente permita aplicarlos en las mejores condiciones posibles.Hace dos años y medio que el empleo crece algo. Aún así, existe un grupo de parados de larguísima duración que llevan buscando empleo desde hace 4 años o más, que no mengua. Este colectivo es 11 veces más grande que al principio de la crisis y representa ya la cuarta parte de los parados. Casi todos comparten el mismo problema: la duración de su periodo de desempleo actúa como una losa, y cada día les resulta más difícil salir del túnel del paro.Ha llegado la hora de poner orden, renovar la gestión de las políticas activas y dotar de contenido a las eternas promesas de “eficacia y eficiencia”, inyectando recursos en las políticas de empleo que nos permitan converger con los países europeos más avanzados. Esta deber ser la legislatura del salto cualitativo en el empleo. Y debemos empezar ahora o renunciar para siempre. Así de mal están las cosas, por eso debemos conseguir en esta legislatura un Gobierno de cambio y progreso para nuestro país. Y no perdamos tiempo porque al corazón de nuestros parados les llega ya poca sangre.