Hace ya una década, Ricardo Moreno Castillo escribió un libro “Panfleto Antipedagógico”, donde aportaba una visión crítica sobre los principales problemas de nuestro sistema educativo, y en el que abogaba por aprender más cosas de memoria y criticaba «una enseñanza pretendidamente lúdica donde no se inculca el hábito de estudio». Ahora ha publicado “La conjura de los ignorantes” (ed. Pasos Perdidos) para decirnos cómo los pedagogos han destruido la enseñanza.
Este licenciado en matemáticas y doctor en filosofía especializado en historia de la ciencia, ya jubilado, sigue argumentando en defensa de una enseñanza «rigurosa», «exigente» y «disciplinada», pero incide también en que la pedagogía es «una jerga, y no una ciencia», llena de «patochadas», «estupideces» y «desvaríos», que han restado importancia al conocimiento.En nuestra democracia siempre he oído repetir que la enseñanza debe ser “critica”. Nada de memoria, nada de llenar la cabeza de datos (¡se encuentran en internet!), nada de que el maestro hable desde la tarima y los demás callen, nada de asignaturas sin relación con la vida cotidiana y nada de dar por hecho que uno sabe y los demás no.
A mí esta rebeldía me gustaba y la acepté dócilmente, hasta que me di cuenta de que los críticos más contundentes son los que no aguantan a los matemáticos que dicen que dos y dos son cinco. Y tienen sus razones. Son precisamente esas razones las que deben enseñarse en la escuela, porque con ellas vendrá por añadidura el espíritu crítico, que no es simple afán de contradicción.Este libro “La conjura de los ignorantes” y otro “Contra la nueva educación”, de Alberto Royo, (ed. Plataforma Actual) defienden la doctrina de siempre, y con ella el esfuerzo estudioso, el orden en el aula y el magisterio de los profesores, que no deben ser meros colegas lúdicos ni animadores emocionales de la comuna escolar. Y los dos libros lo hacen de una manera muy divertida. Recomendaría al ministro de Educación del Gobierno que saliera de las urnas el 26-J que los leyera. Nos iría mejor a todos y al sistema educativo español, porque desde la reforma educativa del año 1990 los niveles de conocimiento de los alumnos han caído en picado y el mal comportamiento en las aulas ha subido como la espuma.Estos son hechos que no se pueden negar.
Tampoco se pueden atribuir a causas externas: cambios sociales, presencia de inmigrantes y a lo reacios que son los profesores a las novedades, sino como dicen estos libros, recién publicados, son problemas de lenguaje y de ideas huecas que dominan nuestro sistema educativo. Por eso hay que dejar claro que la educación en España no está como está por ninguna casualidad, sino porque es víctima de una conjura de ignorantes. ¿Estará ocurriendo igual en la política?