“Míster, mañana no puedo ir porque tengo que estudiar”, “Mi hija dice que se encuentra mal, no podrá ir al partido…”, “¡Mañana castigado sin entrenar!”, ¿qué entendemos cuando oímos “tiene miedo a fallar”?, “entrena bien pero luego no rinde en la pista”, “por más que se lo digo no presta atención”, “se bloquea”, “es muy despistado”, “¡es que no corres!”, “¡el próximo partido lo ganas seguro!”.
Muchos padres y madres de niños y jóvenes deportistas se preguntan alguna vez, ¿cómo podrían ayudar a sus hijos a mejorar su rendimiento deportivo? ¿podemos hacer algo? ¿o sólo es cosa del entrenador o del club? Aunque en otras ocasiones es el entrenador quien se pregunta ¿quién es el entrenador aquí, los padres o yo?
En definitiva, sabemos que este camino tiene muchas curvas, y las pautas educativas que siguen los padres influirán en la trayectoria deportiva de los hijos, mediará positiva o negativamente en determinados momentos claves.
Los padres evidentemente forman un pilar fundamental en la formación deportiva, tanto es así, que ninguna escuela deportiva puede aspirar a crecer si no tiene entre sus objetivos prioritarios conseguir su colaboración, formarlos y asesorarlos para que sus pautas educativas sumen.
¿Qué pasaría si un padre le da a su hijo instrucciones deportivas contradictorias a las de su entrenador? ¿A quién creéis que hará caso el niño? ¿Qué ocurrirá si sigue las instrucciones de su padre? ¿Y si sigue las instrucciones del entrenador, las seguirá con la confianza suficiente para ejercutarlas correctamente? ¿Aprenderá de un entrenador que no tiene credibilidad para él? ¿estará motivado en los entrenos?
Otro ejemplo. Pablo está viendo un partido en la tele, de repente su padre salta del sofá agitando los brazos e insultando al árbitro, ¿cómo esperas que reaccione Pablo en su próximo partido si el árbitro le pita “en contra”? ¿le ayuda este aprendizaje que ha adquirido en casa a su formación deportiva?
Los niños aprenden principalmente por observación, imitando las conductas de los adultos más influyentes para ellos. Si tu hijo comete un error o falla en una competición… y tú le echas la culpa al árbitro, al rival, a otro compañero, al entrenador… interiormente le estás quitando protagonismo, estás atribuyendo la causa de su error a algo externo, a algo que no depende de él, sin querer le estás lanzando ese mensaje. Visto de este modo ¿cómo puedes motivar a un niño a mejorar su rendimiento, a superarse, a aprender de las derrotas, si erróneamente cree que sus fallos no dependen de él?
La sobrevaloración del resultado. Carlos está muy contento porque en el partido de hoy ha marcado un gol, su equipo ha ganado y sus padres lo han felicitado, están muy orgullosos de él, también le han dado la enhorabuena sus primos, sus amigos y sus abuelos. Han puesto fotos en las redes sociales y para celebrarlo se han ido a cenar a una pizzería. La semana siguiente, Carlos no marca ningún gol. Sus padres le han dicho que no pasa nada, que ha jugado muy bien, y que están seguros que para el próximo partido marcará. Carlos se queda conforme con las palabras de sus padres, pero en su interior algo le dice que tenía que haber marcado un gol. En el siguiente partido Carlos tampoco marca, estaba ansioso por ese gol. A pesar de que sus padres le dicen que ha jugado bien, y que no es para tanto, Carlos se siente decepcionado, está convencido que sus padres esperaban que marcase, ¿sobrevaloras el resultado cuando motivas a tu hijo? ¿Eres consciente que puedes estar motivando a tu hijo en función de unas expectativas que no están orientadas a la formación?
¿Cómo evitar frases como “mañana no puede ir a entrenar porque tiene que estudiar”? ¿Ayudas a tu hijo a planificar la semana? ¿Realmente le damos valor a que nuestro hijo practique deporte? ¿Y a los entrenamientos? ¿Sabes aprovechar las oportunidades que te ofrece el deporte para que tu hijo sea más responsable? ¿Le preparas tú la bolsa de entrenamiento? ¿Le enseñas a ser puntual? ¿Refuerzas los hábitos de descanso antes de las competiciones? ¿Crees que enseñando a tu hijo a asumir responsabilidades contribuyes también a su formación deportiva? ¿Sabes usar técnicas psicopedagógicas que te ayuden a educar a tu hijo?
El papel de los padres y madres en la práctica deportiva de nuestros hijos no se reduce a acompañarlos a los entrenos, a animarles en los partidos, a apoyarles al terminar la competición, sabemos que es mucho más que eso.
¿Y tú? ¿Quieres SUMAR?