Esta declaración, que contiene un conjunto de artículos, se orientó fuertemente hacia la salvaguarda de derechos políticos y personales, íntimamente ligados a la libertad y la seguridad. No en vano comenzaba la guerra fría y los grandes procesos descolonizadores se iniciaban.
De hecho el año próximo podrá conmemorarse el 50 aniversario de la firma, en 1966, de dos pactos internacionales que desarrollan esta declaración universal antes citada: el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Ambos pactos, que en teoría ligan a los Estados firmantes, después de medio siglo de “vigencia” parecen condenados a la nada, Muchos de los países firmantes en 1948, no sólo no han desarrollado actuaciones para garantizarlos, sino todo lo contrario.
Cuando de Derechos Humanos se trata es frecuente referencias a aspectos internacionales, torturas, penas de muerte, encarcelaciones, agresiones a inmigrantes, a mujeres, a niños, hambrunas, esclavismo… Y en la mente se agolpan imágenes de realidades que parecen, sólo parecen estar fuera, lejos de esta tierra. Sin embargo la realidad cercana nos impele a la defensa de los derechos humanos de personas conciudadanas que carecen de lo elemental para garantizar su seguridad y la de los suyos. Tanto la declaración como los dos pactos citados, concretan derechos civiles, políticos, culturales, económicos y sociales, que todo ser humano tiene al nacer.
Sólo el enunciado del artículo 22 de la declaración deja bien a las claras el alcance de aquello que por desgracia, aún hay que recordar año tras año: “Toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a la seguridad social, y a obtener, mediante el esfuerzo nacional y la cooperación internacional, habida cuenta de la organización y los recursos de cada Estado, la satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales, indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad.
”A más de 8 millones de desposeídos en España no se les reconocen estos derechos ¿Quién debe garantizarlos? Podemos y debemos mirar más allá de nuestra cotidianidad, actuar contra las injusticias y atrocidades, pero siempre debemos ser plenamente conscientes de que también existen a nuestra vera. Programas de ayuda al exterior, ponen en marcha los gobiernos, mientras que en el patio trasero de su “casa” mal viven, sin derechos, millones de personas. Y no es cuestión de atender a unos sí y no a otros, sino de atender a todos, no relegando a nadie y menos porque están aquí. En breve se clausurará la Cumbre sobre el Clima que se viene celebrando en París, y aunque en la declaración de derechos humanos explícitamente no aparece referencia al clima, es evidente que lo recogido en su artículo 3 mucho tiene que ver con el principal derecho “Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona”. Más claro imposible.Existe la responsabilidad de todas las personas para conseguir que queden garantizados los Derechos Humanos Universales, aquí y allí; ahora y siempre.Fdo. Rafael Fenoy Rico