IAM/Redacción En estos momentos, nos enfrentamos a una gravísima crisis humanitaria, convivimos desde hace semanas con el éxodo de miles de personas de sus países de origen a la Unión Europea, en busca de auxilio. Huyen de La Guerra.
De guerras actuales, por razón de hegemonía geoestratégica o búsqueda de materia prima; de las cuales no están exentos de responsabilidad los países (que entendemos) desarrollados occidentales. Asistimos desde el salón de nuestras casas, a través de los medios de comunicación, a un bombardeo de imágenes de cadáveres y personas atrapadas frente a las fronteras de nuestros países, siendo rechazadas y enviadas a lo que hemos renombrado como campos “de refugiados”, sin que ningún organismo internacional estructure una red de socorro real e inmediato para las víctimas de estos conflictos armados.
Desde Podemos Algeciras, solicitamos al Ayuntamiento y especialmente al Alcalde, José Ignacio Landaluce, por su condición de Diputado, a que presione al Gobierno Español y exija que se elabore un plan de acogimiento y colaboración en todo el Estado, con los ayuntamientos como medio de gestión. Pedimos al Pleno de nuestro Ayuntamiento, por tanto, la adhesión de nuestra ciudad a la red andaluza de municipios-refugio y, del mismo modo, exigimos a la Junta de Andalucía que se adhiera a este plan de acogimiento para la atención de los refugiados de guerra. Proponemos la creación de un registro de familias dispuestas a ayudar a los refugiados, la creación de una red de auxilio local, así como trabajar y potenciar a los diferentes colectivos sociales que ya están luchando por esta ayuda y los derechos humanos. Conocemos perfectamente la limitación legal de los ayuntamientos para hacer efectivas iniciativas como la presente y que se trata de un problema de inmensas magnitudes, cuya solución no depende, desgraciadamente, de la solidaridad y la conciencia de la ciudadanía de Algeciras. Bajo este pretexto, sin embargo, no somos capaces de mirar hacia otro lado y estamos convencidos de que debemos de poner en marcha la maquinaria social a nuestro alcance en favor de las víctimas. Para cambiar una actitud global, es necesario modificar primero la local. No podemos paliar la guerra, ojalá; pero sí el dolor que provoca en el único objetivo que al final alcanza: las personas.
