Se parecen bastante en lo físico por lo bajos de talla y por lo lustrosos fruto de su buen comer y beber, y tras pasarlos por la romana o báscula se les puede calificar como obesos. El de Gibraltar es el ministro principal de Gibraltar por expreso deseo de los yanitos expresado en las urnas en dos ocasiones sucesivas, mientras que el jerezano está donde está, o sea de delegado del Gobierno en Andalucía por el expreso deseo de su padrino, Javier Arenas y el dedo de Rajoy.
En el plano político también se parecen por el cinismo con el que mienten y porque les gusta más una polémica o confrontación que a un tonto un látigo. Y en función de todo lo cual, aunque pregonan y presumen de buscar el diálogo y la colaboración, están condenados a no entenderse.