Porque aquellos partidos que continúen enfocando una realidad que ha pasado a ser pluripartidista y plurinacional con la lógica del bipartidismo, corren el riesgo de encontrar un muro, más que una ventana, para sus aspiraciones en las próximas elecciones generales. Pasaron las elecciones del 24 de mayo y la constitución de los ayuntamientos del 13 de junio con relativa insatisfacción de los ciudadanos españoles según las encuestas. Esta falta de sintonía o insatisfacción con los regidores elegidos se acentúa entre los votantes del PP, y algo menos, pero también entre los votantes de Ciudadanos. Queda claro que en opinión de la mayoría de los consultados, los resultados reflejan una fractura clara de nuestra realidad en dos bloques ideológicos: PP y Ciudadanos, en la derecha, frente al PSOE y Podemos, en la izquierda. Los primeros siguen defendiendo que gobierne la lista más votada. Los segundos siguen apostando por mayorías alternativas. La afirmación “tan democrático es un pacto de investidura o de gobierno entre varios partidos como que gobierne la lista más votada” es avalada por el 71% de los votantes del PSOE, el 79% de Podemos y el 54% de Ciudadanos. El PP se queda muy atrás en esa afirmación con solo un 37%.Ahora vienen en noviembre las elecciones generales, cuando tocan legalmente, que deberá convocar Mariano Rajoy como presidente del Gobierno, aunque están surgiendo voces y sondeos entre uno de los dos bloques ideológicos surgidos después del 24-M para que haya un adelanto electoral. Los seguidores de Podemos en un 77% desean que las elecciones generales se celebren lo antes posible. Ese criterio también lo sostienen el 54% de los votantes del PSOE. Pero un 88% del bloque que apoya al PP no quiere adelanto electoral. Le ven las orejas al lobo y quieren retrasarlas. Los potenciales votantes de Ciudadanos tampoco tienen prisa, y aparecen como bisagra, bastón o refuerzo de lo viejo, por lo que de conformidad con el PP también prefieren en un 63% que sean en noviembre.Las citadas elecciones municipales y autonómicas han configurado un nuevo mapa político en el país, donde UPyD casi ha desaparecido e Izquierda Unida ha disminuido su relevancia. En este escenario pluripartidista, la característica esencial es la coexistencia de cuatro fuerzas políticas: PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos. Ninguna de estas cuatro fuerzas políticas, según las encuestas, alcanzarían el 30% de los votos, ni ninguna de ellas quedaría por debajo del 10%. Una distribución que dibuja casi a la perfección los rasgos de un modelo de pluralismo moderado, diferenciado del bipartidismo anterior cuya premisa básica consistía en hacer recaer el gobierno sobre un único partido: PP o PSOE. El pluralismo moderado se sustenta en la capacidad de los partidos para establecer entre ellos coaliciones viables y posibles.España está viviendo, aunque no se admita por los teóricos de los partidos de siempre, una segunda transición.
Estamos pasando de una cultura política bipartidista a otra más adecuada a las pautas del pluralismo moderado. En este nuevo camino, que ha emprendido el sistema de partidos en España, se convierte en clave para la democracia el pluralismo, expresión como dice el artículo 6 de la Constitución de la voluntad popular y la participación política. Así que, todos los partidos, los nuevos y los viejos, tendrán que mostrarse generosos en sus capacidades de negociación y coalición. Los partidos y los electores han de ir interiorizando y entendiendo las nuevas reglas de juego en la distribución del poder político. Porque aquellos partidos que continúen enfocando una realidad que ha pasado a ser pluripartidista y plurinacional con la lógica del bipartidismo, corren el riesgo de encontrar un muro, más que una ventana, para sus aspiraciones en las próximas elecciones generales.