El próximo sábado 13 de junio sabremos la respuesta a esta pregunta, pero evidentemente si hacemos una previsión tras los resultados del 24-M asignando la alcaldía al partido más votado del bloque centro-izquierda e izquierda (PSOE, Podemos, IU y plataformas ciudadanas) o al del centro-derecha y derecha (PP y Ciudadanos) que sumen mayoría absoluta, sin tener en cuenta los pactos contra natura, el mapa municipal pasará ese día de un azul intenso a un poder muy repartido en la geografía española, porque la gente ha votado pluralidad y cambio.El PP logró en 2011 hasta 154 mayorías absolutas en municipios con más de 20.000 habitantes, entre ellas 35 capitales de provincia. Tras el 24-M, se ha quedado con apenas 27 mayorías absolutas en grandes ciudades, entre ellas Algeciras, y una sola mayoría en capital de provincia. El peor resultado del PP -27% de los sufragios- en unas elecciones municipales de los últimos 20 años, lo que supondrá una importante pérdida de poder. Su fracaso en ciudades emblemáticas donde mandaba sin apenas oposición como Madrid y Valencia, hace aún más dolorosa su derrota.Hasta los avisos, las amenazas e incluso las ofertas de diálogo de candidatos del PP al PSOE para evitar ser desbancados por la suma de votos de los bloques de centro-izquierda en los plenos de constitución de cada Ayuntamiento, han caído en saco roto. La fórmula de gobierno de Esperanza Aguirre en Madrid contra un Gobierno municipal de la plataforma ciudadana “Ahora Madrid” encabezada por Manuela Carmena, no ha cosechado ningún éxito. Las apelaciones del presidente Mariano Rajoy a la peligrosa “radicalización” del PSOE si pactaba con candidaturas impulsadas por Podemos, tampoco ha tenido consecuencias.Por primera vez en la reciente etapa democrática, la inmensa mayoría de las grandes ciudades estarán gobernadas por alcaldes en minoría que necesitaran acuerdos puntuales para aprobar sus presupuestos, que entonces serán presupuestos de todos. Esta nueva forma de hacer política es aceptada según los sondeos por la mayoría de los ciudadanos. El 72% de los 2.000 encuestados por Metroscopia entre el 28 de mayo y el 2 de junio estimaban que las fuerzas políticas deben actuar en libertad para pactar de manera diversa, es decir, con unos o con otros dependiendo de los sitios. A los ciudadanos encuestados no les molesta la pluralidad ni “la geometría variable”.La práctica de la “geometría variable”, que se asentó con fuerza en los años de Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, aludía a pactos con partidos distintos según los temas, y ahora va a tomar cuerpo en el ámbito municipal y autonómico. Los ciudadanos no parecen tener reservas, aunque si desconfían de la capacidad de los partidos para afrontar esta realidad. Un 60% de los encuestados se sienten preparados para una vida política “diversificada, basada en la negociación entre más de dos partidos”. Sin embargo, esta capacidad solo un 43% de los encuestados se la atribuye a los partidos.En resumen, según se desprende del sondeo de Metroscopia, los partidarios de repartir los votos superan a los que consideran negativos este reparto, y además aceptan como normal los pactos y los gobiernos en minoría. Por encima de las incógnitas de futuro, sobresale una certeza: la mayoría de los españoles no lamenta demasiado que las elecciones hayan reducido drásticamente las mayorías absolutas. Una vez más podemos constatar tras un proceso electoral que la sociedad española como siempre va por delante y está más madura que los partidos políticos. Y a los partidos les corresponde ahora garantizarnos un cambio seguro y responsable.