La situación de las familias ha empeorado en gran medida por el desamparo en el que las han dejado los poderes públicos, ya sean el Gobierno Central o bien los autonómicos, quienes han estado más preocupados por contentar a los mercados, nacionales e internacionales, los primeros y a sus propios intereses los segundos. En todo este proceso se han desentendido de los niños, inocentes que tienen que pagar el precio de estar gobernados por seres sin corazón que sólo buscan cumplir con sus intereses particulares.Los niños son los inocentes que con más crueldad sienten el peso de una crisis que han creado, en gran parte, los políticos con sus decisiones, las cuales no buscaban en la mayoría de los casos un bien común, sino más bien un fin lucrativo para ellos mismos y para sus amigos. Por culpa de estos señores, muchos de nuestros niños se ven abocados al hambre, a la pobreza y a la desalentadora sensación de no tener futuro. Y este hecho es muy peligroso para todos, ya que se está dejando sin esperanzas a las próximas generaciones de españoles. ¿Qué futuro pueden tener si están viendo que aquellos que pueden poner remedio a sus males no hacen nada al respecto? Los políticos están más preocupados de tapar esta realidad que en buscarle una solución. Si el partido tal acusa al cual de que está permitiendo que los niños pasen hambre, el cual reacciona diciendo que el tal está siendo demagogo. Esa imagen habla perfectamente de lo que les importa la infancia a los dirigentes políticos.No es tarea fácil arreglar la situación en la que nos encontramos ahora mismo, sin embargo no es tan difícil poner medios para que aquellos que peor lo están pasando sufran menos el duro golpe de la crisis. ¿Cómo se puede acabar con el hambre de nuestros niños? La solución es muy sencilla: dejar abiertos todo el año los comedores escolares. No sólo en periodo escolar, todo el año. Es la única manera de saber a ciencia cierta que los niños cuyas familias se encuentran en el umbral de pobreza tienen acceso a alimentos básicos para su desarrollo, tanto físico como intelectual, que comen bien al menos una vez al día. Esta medida es muy sencilla de ejecutar, pero, para nuestros señores políticos resulta demasiado cara. No creen que merezca la pena gastarse el dinero en alimentar a los niños que están pasando hambre. Sin embargo, sí que consideran oportuno rescatar con dinero público, el que tendría que usarse para mitigar los problemas de nuestra sociedad, a los bancos, instituciones que son privadas o que se han privatizado, las que se han arruinado ellas solitas al querer abarcar más de lo que podían apretar. Para los gobernantes actuales tiene más sentido rescatar a los bancos, quienes son en gran parteresponsables de lo que le está pasando a España, que a los niños que están padeciendo hambre y que no tienen culpa de nada. Yo no quiero un país con esos principios.No importa el color de los distintos partidos, a todos se les recordará por sus acciones. Son éstos los que tienen que ponerse en la piel de esos padres que ante estas palabras: “mamá, tengo hambre”, no saben qué hacer porque no cuentan con recursos suficientes. Es su deber como gobernantes dar soluciones, es su deber para con la sociedad a la que tienen que proteger. Pero los políticos actuales hacen oídos sordos a toda esta situación, ya que, en lugar de poner remedios, ponen mayores dificultades: trabajos precarios, sueldos míseros, eliminación de ayudas económicas,…, en resumen, desinterés real por el sufrimiento de los ciudadanos, mientras que ellos se llenan los bolsillos o se aseguran el poder seguir haciéndolo cuando dejen la política. Existe una forma de combatir el hambre de nuestros niños abriendo los comedores escolares todo el año. La medida está, ahora debe haber voluntad política de llevarla a cabo. Estamos de acuerdo en que la situación actual no es buena y que hay que recortar, pero no se debe hacer en asuntos tan importantes. Es preferible que nuestros niños coman a que los mercados continúen con su dictadura económica. Menos ayudas a los bancos, que siguen siendo entidades privadas, y más fondos para poder mantener abiertos los comedores escolares todo el año. Es lo que reclama nuestra sociedad.Los españoles nos merecemos políticos mejores, no la caterva infecta que tenemos en las administraciones. Merecemos personas que trabajen para el pueblo, que busquen soluciones para los males que nos afectan. En este sentido, necesitamos políticos que eviten a las madres llorar cuando sus hijos les digan: “mamá, tengo hambre”.Francisco José Díaz Vaca