IAM/Redacción El terrorismo islamista amenaza el Estrecho de Gibraltar. Grupos yihadistas han fijado su objetivo en los petroleros que fondean en aguas del Peñón y anuncian atentados contra ellos con lanchas cargadas de explosivos. El Reino Unido solicita a España más implicación en la seguridad de la zona.
Unos 5.000 petroleros atraviesan anualmente el Estrecho de Gibraltarcargados de millones de litros de combustible. Esta flota ha sido desde hace años objetivo prioritario para grupos terroristas, pero ahora la amenaza se ha hecho más evidente.
Tal y como recogían varias cabeceras británicas este fin de semana, Al Qaeda ha realizado un llamamiento a todos sus seguidores para que emprendan ataques terroristas contra este tipo de buques a su paso por el Estrecho, que llevan combustible hacia la zona oriental del Mediterráneo y el Oriente Medio.
Una amenaza que afecta directamente al Reino Unido y a Gibraltar, donde fondean habitualmente petroleros de este tipo, y donde además está legalizada la polémica práctica del bunkering: barcos-gasolinera que repostan en pleno mar ofreciendo combustibles más baratos que los propios puertos.
Fuentes de la seguridad del Estado, confirman la existencia de estas amenazas terroristas, y añaden que el Reino Unido ya ha tratado este asunto recientemente con responsables de seguridad portuaria españoles.
En esas conversaciones, Londres ha trasladado a España una petición para que se intensifique los medios de vigilancia y la seguridad ante cualquier embarcación sospechosa en el área de influencia del Peñón de Gibraltar.
Además, se ha solicitado un aumento de la vigilancia en grandes puertos cercanos, como el de Algeciras, así como un intercambio “fluido y constante” de información antiterrorista.
Según explican estas fuentes, Gibraltar pasa por ser el “eslabón más débil” para la seguridad nacional del Reino Unido, ya que sus capacidades de vigilancia e inteligencia marítima son “limitadas”
El “modus operandi” de los terroristas es similar al que ya han recurrido otras veces, como en el ataque al destructor ‘USS Cole’ en Yemen, en el año 2000: hacer estallar contra el casco una lancha cargada de explosivos, pilotada por terroristas suicidas.
Los daños que consigue este tipo de ataques no sólo son personales y medio ambientales, sino que además tendrían un alto impacto sobre la economía mundial al provocar una subida en el precio del carburante.
