Conmigo o contra mí.Por: Ángel Luis Jiménez Rodríguez.

Una sociedad plural no puede plantearse con un “conmigo o contra mí”, porque esa sociedad no cabe la menor duda que está perdiendo calidad democrática. Esto es lo que está ocurriendo en Cataluña a base de manipulaciones y mentiras como cuando se dice y se repetí por los nacionalistas: “España nos roba”. Me parece inmoral el culpar a andaluces, extremeños o madrileños de la mala gestión económica de la Generalitat.Decía Confucio que si las palabras no son las adecuadas, los hombres no saben cómo actuar, reina la confusión y el orden social se desploma. Algo así es lo que está sucediendo en Cataluña con una subversión permanente de las palabras. El proceso independentista se tapó con la máscara de “transición nacional”, la autodeterminación pasó a ser el sugerente “derecho a decidir” y el referéndum se disfrazó de consulta, y últimamente nada menos que de consulta no referendaria.Laboriosos juristas catalanes han hecho un esfuerzo vano para encubrir lo que desde el principio estuvo bien claro: la anticonstitucionalidad de la vía elegida por la Generalitat para acceder al Estado catalán independiente. Que tengan en cuenta Mas que el odio, y no los argumentos, suscitan las emociones colectivas. De hecho, esta sería la peor herencia que quedaría del conflicto catalán  muy por encima de los resultados políticos: el odio de unos contra otros dentro y fuera de Cataluña.¿Se habrá cerrado en este conflicto la puerta a la esperanza o todavía nos queda la salida de la reforma constitucional? De Mas y Rajoy depende y del arbitraje del Rey, en su condición de árbitro del funcionamiento de las instituciones, para buscar una salida a esta grave situación. Porque todo menos estrellarnos en este callejón sin salida, por la torpeza y empecinamiento de unos políticos, que no nos merecemos los españoles. Qué se vayan.

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