El escritor italiano Leonardo Sciascia decía sobre la corrupción, que vivía la Italia de los años setenta e hizo caer varios gobiernos, que era “un país sin verdad”. Y sin verdad la convivencia civil se corrompe irremisiblemente ante la injusticia, el espíritu de facción y los intereses espúreos. Pues bien, algo parecido vive España con la trama Gürtel, que se adhiere al PP como una segunda piel -hay más de 70 cargos populares imputados- y corrompe la convivencia civil. Pero el presidente del Gobierno, alérgico a los cambios, dice que aquí no ha pasado nada, ni siquiera acepta el desgaste de la cúpula del partido (Cospedal y Arenas) y de algunos de sus ministros (Ana Mato) implicados en el caso. Pasados cinco años, casi 200 imputados esperan juicio en la Audiencia Nacional y en el Tribunal de Justicia de la Comunidad Valenciana. Una causa gigantesca con más de 2.000 tomos, más de 5.000 acontecimientos registrados y 147 comisiones rogatorias a 21 países. Esto no es cosa de cuatro amiguetes, ni una minucia como dice el PP, sino una trama perfectamente orquestada en modos y maneras para delinquir. Este es un caso claro de banda organizada de delincuentes, que finalmente se ha convertido en una acusación directa contra la transparencia en la financiación del Partido Popular. Sin embargo, el PP sigue insistiendo en que el caso está subjudice, es decir, pendiente de resolución judicial o en manos de la justicia y, por tanto, hay que esperar. Sin embargo, lo que más me molesta como ciudadano de a pie es que nos tomen por tontos, haciéndonos creer que es el caso de cuatro picaros como Bárcenas o Sanchis que se han aprovechado de la buena fe y el nombre del partido. El propio Mariano Rajoy lo viene diciendo con gran pomposidad y dignidad desde su inolvidable comparecencia del 11 de febrero del 2009. Rodeado de la plana mayor de su partido y de muchos de los imputados de ahora, clamó en su intervención “Esto no es una trama del PP, es una trama contra el PP”. Y se quedó tan tranquilo, sin importarles las innumerables y patentes pruebas que había en manos de la justicia. Pero no queda ahí la cosa, porque desde entonces el PP ha acusado a jueces, fiscales y policías de serviles y sometidos a la vesania del malvado Rubalcaba. Cuántas mentiras desde aquel febrero del 2009. Vivimos como decía Sciascia en un país sin verdad y de muchas mentiras. En ese acto de hace cinco años se encargó a Federico Trillo que dirigiera la batalla contra el juez osado que se había atrevido a mover las placidas aguas de la financiación del partido. Baltasar Garzón era el objetivo, como el propio Rajoy señaló con nombre y apellidos. Así que por mucho que digan, el caso Gürtel si es una trama del PP. Y lo es del partido a todos su niveles, nacional -con la sede Génova en el centro de la trama- , autonómico -Madrid y Valencia, aunque no solo- y, por supuesto, municipal: Arganda, Pozuelo, Bohadilla, Majadahonda, etcétera… Porque el equipo y la alineación de la Gürtel son inseparables del PP. Se adhiere a él como una segunda piel. No habría uno sin el otro. Y así lo dice la Unidad Central de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) del propio Ministerio del Interior al juez en su informe definitivo de 30 de diciembre del 2013, señalando hasta cinco veces que el Partido Popular se ha servido durante años y años de la trama Gürtel para financiarse. Además, lo corrobora la Intervención General del Estado y la Agencia Tributaria. Como dice José María Izquierdo en su serie de El País “Gürtel: Año V”, la labor de la policía no ha sido fácil porque el ministro ha cambiado a los jefes policiales cuatro veces, para ver si encontraba la pieza deseada que acatara servilmente sus órdenes. Pero afortunadamente, todavía quedan funcionarios públicos que entienden que su labor se limita a investigar y a decir la verdad. Pero el PP no solo intentó dificultar la investigación policial, sino que puso todos los palos en las ruedas de la maquinaria judicial para que se retrasara todavía más la instrucción, aunque parece que ya no habrá más retrasos y el año 2015 será el definitivo para la Vista. Termina José María Izquierdo, la serie citada, diciendo algo que comparto totalmente “los ciudadanos tenemos mucho que agradecer a esos funcionarios, con sueldos en muchos casos menos que medianos, que se creyeron su misión y trabajaron -y trabajan- durante horas y horas para esclarecer los complejos casos a los que se enfrentan. Gracias al empeño de los anteriores y actuales jueces de la causa, Garzón, Flors, Ruz y Ceres, a la labor de los fiscales encargados del caso, el trabajo policial y de los técnicos de Hacienda, además de todo el personal auxiliar preciso, el caso Gürtel ha logrado salir adelante. Conviene recordarlo en estos tiempos de desprecio y desafección hacia todo lo público y, de manera muy especial, hacia la Justicia”. Ellos son los que le devuelven todos los días con su trabajo bien hecho, el prestigio y utilidad a las instituciones democráticas. No tengo duda. Si se puede.