Los cepos incautados se encontraban en zonas donde ya han muerto atrapados en este tipo de trampas los linces ibéricos ‘Charqueña’ e ‘Hispano’, siendo también peligrosos para cualquier persona que los pise accidentalmente. El presidente de la Asociación de Agentes de Medio Ambiente de Andalucía (Aamaa), Antonio González, ha indicado a Europa Press que, en concreto, estos dispositivos se han incautado tras realizarse diferentes inspecciones en varios cotos de los municipios cordobeses de Adamuz, Córdoba, El Carpio, Obejo y Villafranca. De este modo, en el dispositivo de vigilancia dispuesto para controlar el empleo de métodos ilegales de captura de fauna silvestre se han intervenido 558 costillas metálicas y 125 ligas con pegamento, cinco redes japonesas o invisibles y una red abatible con dos jaulas, dispuestas para la captura de aves. En la operación practicada por los Agentes de Medio Ambiente también se decomisó una batería con cuatro reclamos eléctricos sonoros para reproducir el canto de las aves insectívoras y atraerlas hacia las trampas, una jaula trampa de captura de predadores con una gineta en su interior y cinco cepos metálicos para captura y muerte de mamíferos predadores. Este último tipo de trampa es muy peligrosa para cualquier persona que la pise accidentalmente, a lo que se suma que constituye en ocasiones un modo “cruel y lento” de provocar la muerte de un animal tras agonizar durante días, ya que algunos animales no consiguen escapar y mueren desangrados junto a la trampa, otros tiran hasta desprenderse a costa de perder la pata o incluso pueden morir por inanición. En las costillas decomisadas se hallaron más de 40 aves muertas entre petirrojos, currucas, escribanos y otras especies de insectívoros protegidos. Según manifiesta González, “hay que destacar el papel beneficioso que tienen estas aves para la actividad humana en particular y para el medio ambiente en general: entre otras funciones, las aves insectívoras son capaces de consumir, cada una, unos dos kilos y medio de insectos al año, por lo que pueden considerarse como auténticos insecticidas biológicos, que controlan el avance de plagas”. “Estas aves, especialmente los fringílidos, también contribuyen durante su estancia invernal a la dispersión de las especies vegetales, ya que, al disminuir en esta época el número de insectos, complementan su dieta con los frutos que les ofrecen estas plantas y las extienden a través de la excreción de las semillas; además, son fundamentales para el mantenimiento del equilibrio ecológico”, ha recalcado el presidente de la Aamaa. González insiste en que, además del daño ambiental producido por la captura y muerte de especies protegidas por la legislación vigente, estas actividades están frecuentemente asociadas a otras que suponen un riesgo para la salud humana, puesto que por ejemplo, se distribuyen para su alimentación sin los controles sanitarios pertinentes. Desde la Aamaa se insiste en que es “imprescindible” la colaboración ciudadana para la detección y control eficaz de estas actividades tan perniciosas, por lo que indican que “cuando un ciudadano detecte la presencia de uno de estos métodos de caza o de animales que pudieran haberse visto afectado por los mismos, lo más aconsejable es que no lo toque y lo ponga en conocimiento de manera inmediata a los Agentes de Medio Ambiente de la zona”.