La gran pregunta de nuestro tiempo es ¿se puede crear empleo en la actual situación? La pregunta es obligada debido al grave problema y el gran drama que representa el desempleo en nuestro país. Mucha gente cree que es un problema sin solución. Pero no es así, hay estudios científicos y evidencias empíricas muy claras de que hay vías para crear empleos estables, aunque de momento estos puedan ser escasos y selectivos. Lo evidente es que todos tienen que hacer cosas según su nivel de responsabilidad. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) publica todos los años un Informe sobre el Trabajo en el Mundo y este año versa sobre tendencias y políticas para afrontar la crisis del empleo en la eurozona. En estos estudios se analizan las ideas y políticas que han permitido que algunos países hayan empezado a salir de la recesión de los últimos años y crear empleo. Demuestran que es imprescindible y urgente reformar el sistema financiero para garantizar que el crédito llegue, sobre todo, a las pequeñas y medianas empresas; recuperar la demanda para lo cual considera muy positivo aumentar los salarios y en concreto el salario mínimo; diseñar y fomentar las políticas sociales y de apoyo a las familias y no debilitarlas o acabar con ellas; incrementar la inversión pública que favorece a la privada y a la formación y la innovación; coordinar las políticas y no dejar que cada unidad de decisión vaya por su lado. Estas y otras medidas de los informes de la OIT y de varios estudios econométricos demuestran, por ejemplo, que el incremento de la inversión pública, la participación en los ingresos del trabajo sobre el ingreso total o el aumento de los salarios reales reduciría en varios puntos porcentuales el desempleo en países tan deficitarios como España. Sin embargo, en España se hace lo contrario, se ponen barreras a estas medidas para crear empleo. De hecho, los informes señalan que no se ha hecho nada para garantizar que el crédito llegue a las empresas y no se vuelvan a producir los errores del pasado. En España se dice se ha rescatado a los banqueros pero no al sistema financiero. Por tanto, el problema del paro no es técnico sino político, porque para acabar con él hay que repartir los recursos y la riqueza de otro modo, algo a lo que no están dispuestos quienes tienen el poder y manejan a los gobernantes. Una señal clara de esa subordinación del poder político al económico es la congelación del salario mínimo en los dos años de este Gobierno. Y esta situación produce la gran paradoja inmoral de las economías de nuestro tiempo. Se ha conseguido que las grandes empresas de las economías avanzadas recuperen el beneficio, pero ahora no saben qué hacer con él. Según la OIT tienen cinco billones de dólares de dinero en efectivo sin utilizar ni invertir. Y con salarios tan bajos y precarios las empresas no tienen demanda ni garantía suficiente de vender lo que puedan producir. Y claro, no producen, pero sí especulan para que todo siga igual. Muñoz Molina dice en su libro “Todo lo que era solido”, que a una economía especulativa le corresponde sin remedio una conciencia delirante. Por ello la orientación de las políticas económicas en la eurozona deberían enfocarse decididamente al estimulo de la demanda, esa es la esperanza para un ascenso significativo en la creación de empleo. No hay otra solución para el principal problema de nuestra economía y de nuestro país con seis millones de parados.