Desde que se plantearon las mejoras de las comunicaciones férreas con Europa a través de los ejes atlántico y mediterráneo, el Gobierno del PP apostó por el desarrollo del enlace mediterráneo y los puertos de Valencia y Barcelona, que técnica y económicamente no son los más rentables para los intereses generales del país. Sin embargo, por razones no explicadas se han destinado 3.000 millones de euros al enlace mediterráneo y 50 millones al acceso central, que interesa a Algeciras por sus enormes expectativas de empleo y desarrollo para esta Comarca y Andalucía. La actitud del PP -nadie se ha opuesto a este planteamiento- parece una vendetta a las continuas derrotas electorales que la ciudadanía andaluza les ha infligido en los más de 30 años de autonomía. Una venganza por la incomprensión social que han sufrido sus ideas y sus líderes cuando recorrían sus calles pidiendo un gobierno de derecha para Andalucía. No puedo pensar otra cosa. No les bastaba o les parecía insuficiente el castigo que nos infringen en los presupuestos Generales del Estado, que ahora han llegado un poco más lejos. Y nos afrentan apostando dinero público -el dinero de todos, incluido el dinero de los andaluces- para satisfacer sus intereses políticos más de lo que dicta la razón y la praxis del buen gobierno. Ha sido el presidente del Puerto de Algeciras, el que ha tenido que salir a la palestra para calificar como “nuevo agravio” la aprobación por el Consejo de Ministros de la financiación de los trabajos de señalización ferroviaria del eje Casablanca-Tánger Med. Lo mismo que todos los días se está pidiendo para el tramo ferroviario de Algeciras a Bobadilla. Pero, ¿dónde los hombres? como decía Rafael Alberti. Porque el edil de la ciudad agraviada y diputado nacional, Ignacio Landaluce, sigue callado y haciendo meritos para seguir ascendiendo mucho más arriba de lo que le correspondería por su demostrada incapacidad en este y otros asuntos que les preocupan mucho a los algecireños. En este país hemos llegado a un punto donde los intereses generales poco importan. Y no habrá salida para nuestros graves problemas de empleo y los derivados de esta crisis, si seguimos gobernados por incompetentes y mediocres a los que solo les preocupa hacer carrera política. Necesitamos dirigentes políticos, que estén a la altura de las circunstancias, con capacidad para tomar las decisiones adecuadas y resolver los graves problemas de nuestro país. No hay otra salida.