PAÍS VASCO Y MADRID VS. EXTREMADURA Y ANDALUCÍA
Los efectos adversos de la crisis económica son generales. Pero su impacto sobre la economía real no es nada homogéneo. Al contrario. La crisis ha abierto todavía más la brecha existente entre las regiones ‘pobres’ –las que tienen una renta per cápita muy inferior a la media– y las ‘ricas’.
Un ejemplo. Si en 2008 la renta per cápita de un habitante del País Vasco era un 89% más alta que la de un ciudadano de Extremadura (30.947 euros frente a 16.327), en 2012 –último año con datos cerrados– esa distancia se ha ensanchado hasta el 98%. Es decir, prácticamente el doble de riqueza relativa.
No es, desde luego, el único caso. Madrid, que es la segunda región con renta per cápita más elevada, es hoy un 72% más rica que Andalucía (la penúltima del ranking entre las pobres), cuando al comenzar la crisis la distancia era equivalente a 68 puntos porcentuales. El caso de Castilla-La Mancha es, igualmente, significativo. Su PIB per cápita ha bajado hasta el 79,4%, distanciándose de las regiones más pujantes.
Entre los territorios ‘pobres’ que han combatido mejor la crisis (aunque siguen sin alcanzar la media de España) están Cantabria, Castilla y León y Galicia, que han mejorado claramente su posición relativa. En el lado contrario se encuentran la Comunidad Valenciana y Murcia, cuya renta per cápita se ha despeñado en coherencia con la existencia de un modelo productivo basado en la construcción. Hoy la Comunidad Valenciana tiene una riqueza relativa (por habitante) que representa apenas el 87,4% de la media española, cuatro puntos menos que los que podía acreditar al comienzo de la crisis. Algo muy parecido ha sucedido en Murcia, que ha sido sobrepasada por varias regiones.
Patrón de crecimiento
Los datos proceden de la Contabilidad Regional que acaba de hacer públicosel Instituto Nacional de Estadística (INE), y ponen de relieve en qué medida elpatrón de crecimiento sesga hacia un lado o hacia otro el aumento del producto interior bruto (PIB). Las regiones más exportadoras, con más peso de la industria y menor exposición al ladrillo, son las que han sorteado mejor la crisis. Este es el caso de Cataluña y el País Vasco, cuya renta per cápita ha crecido entre tres y cinco puntos en relación a la media del país.
El caso de la Comunidad de Madrid es singular. Debido al enorme peso que tiene el sector servicios, y en particular la Administración del Estado, ha capeado mejor la crisis. Pero a medida que han ido arreciando los ajustes en el gasto público, su situación relativa ha ido a peor. En 2009 la renta per cápita de un madrileño llegó a representar el 132% de la media, pero tres años más tarde (y como consecuencia entre otras cosas de la pérdida de empleo público) ese nivel ha descendido hasta el 129%.
O dicho en términos más visibles. Mientras que en Cataluña la renta per cápita ha crecido en tres puntos desde el comienzo de la crisis, en Madrid ha caído en ese mismo número. La evolución de la población, en todo caso, también tiene algo que ver en los datos, toda vez que mientras que Cataluña ha perdido algo de peso relativo respecto del conjunto del país (hasta representar el 15,8% de los habitantes de España), Madrid ha ganado (hasta el 13,9%). Los flujos migratorios opuestos están detrás de este fenómeno.
El resultado de todo ello es que los mayores niveles de bienestar en términos de renta per cápita continúan situándose en el arco nororiental de la península (País Vasco, Navarra, Aragón, La Rioja, Cataluña y Baleares), más la Comunidad de Madrid. El hecho de que algunas regiones ganen en términos relativos no compensa, sin embargo, la caída general de la renta per cápitaque se ha producido en el conjunto del país desde que estalló la crisis. La renta por habitante ha pasado de 23.858 euros a 22.291, lo que da idea de la intensidad de la recesión.
La progresión de España en términos de bienestar material, sin embargo, ha sido espectacular. Hay que tener en cuenta que en 1995 la renta per cápita se situaba en 11.354 euros, es decir, prácticamente la mitad que ahora. Y ello a pesar de que desde ese año se ha producido un fuerte aumento de la población. En concreto, cerca de siete millones de habitantes más, la inmensa mayoría de procedencia extranjera.
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