Lejos de estar abatido, mata el tiempo jugando al frontón y con su situación: «Dejadme en el módulo de ingresos porque, si me pasa algo, os cuesta el puesto»
A José Bretón ya se le ha pasado, si es que un día lo tuvo, el disgusto por los cuarenta años a los que ha sido condenado por el doble asesinato de sus hijos. Dos semanas después de conocerse el fallo judicial, para él la vida sigue igual e incluso se permite el lujo de alardear con los beneficios que puede obtener con una hipotética exclusiva televisiva o con su situación penitenciaria.
Ajeno a cualquier tipo de signo de arrepentimiento, el condenado pasa sus jornadas de patio jugando al frontenis, una nueva afición que comparte con uno de los presos sombra que siguen acompañándole, ya que aún no se le ha retirado el protocolo antisuicidios que se decretó desde que ingresara en prisión a finales de octubre de 2011. Por lo demás, Bretón se muestra estos días «tranquilo» y «feliz».
De lo que sí es consciente Bretón es de aprovechar al máximo su particular situación penitenciaria: en el módulo de ingresos y con varios reclusos pendientes de sus movimientos y necesidades. Una vez que ha sido condenado, y en espera de que la sentencia sea firme, Bretón no quiere perder su particular situación de privilegio y, en conversaciones en el ámbito penitenciario, ha asegurado: «Dejadme en el módulo de ingresos porque, si me cambiáis y me ocurre algo, os cuesta el puesto». Toda una declaración de intenciones de por dónde van a ir los tiros de ahora en adelante en prisión.
Por el momento, las posibilidades de que se produzca un traslado penitenciario son escasas, según las fuentes consultadas, máxime si se tiene en cuenta la entrada en el mes de agosto, y que la sentencia está pendiente del recurso de su abogado, José María Sánchez de Puerta, ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), para el que tiene de plazo hasta el 5 de septiembre.
Junto a esto, Bretón sabe muy bien a lo que juega para que no le muevan del módulo de ingresos al de presos comunes, en donde estaría totalmente expuesto. El condenado ya fingió un intento de autolesión y sabe que ésa es su baza para evitar que le retiren a los presos de confianza y le muevan del módulo y, con ello, de sus actuales circunstancias penitenciarias.
La tentación de la televisión
No es sólo de esto de lo que presume el condenado. La tentación de las exclusivas televisivas siempre ha estado presente y sigue en la mente de Bretón. Las fuentes consultadas por ABC en el entorno penitenciario de la cárcel de Alcolea señalan que el condenado recibe, casi a diario, propuestas por carta para que conceda una entrevista exclusiva que, por supuesto, le reportaría suculentos ingresos.
Bretón se muestra ufano y presume de su interés mediático
Ante esto, la reacción de José Bretón es la de mostrarse ufano y presumir en el entorno carcelario del interés mediático que suscita su figura. «Voy a tener que decirle a mi padre que me deje de ingresar los 60 euros semanales—el tope que se permite en prisión— porque los de la tele van a forrarme», habría señalado el condenado a sus presos de confianza y a algún trabajador del centro penitenciario de Alcolea, que siguen sin salir de su asombro ante la actitud fría que demuestra el padre de los menores.
De esta manera, Bretón sigue a lo suyo e incluso ve la opción de lograr beneficios con el crimen de sus dos hijos por el que ha sido condenado a 40 años.