Una semana marcada por la sangriento y terrible tragedia férrea del día de Santiago en Santiago, semana además convulsa en el plano político, José Antonio Griñán con su anuncio de que deja la presidencia de la Junta de Andalucía ha acaparado una amplia cuota de la actualidad, con comentarios y análisis a su decisión para todos los gustos tanto a nivel interno de los socialistas como en la otra acera política.
IAM|REDACCIÓN José Antonio Griñán que desde que llegó a la presidencia de la Junta de Andalucía por obra y gracia del que parecía ya eterno mandamás, Manuel Chaves no fue ni ha sido positivo para el PSOE de Andalucía, y ha sido pésimo para el socialismo de la provincia, ya que Griñán padecía una auténtica alergia al llamado clan de Alcalá, fue a por Pizarro y González Cabaña y se los cargó. Y ha sido fatal para el PSOE de Algeciras al apostar y empecinarse Griñan hasta última hora por el caballo perdedor que era Tomás Herrera propiciando la total fractura de los socialistas de Algeciras, y como consecuencia el mayor desastre electoral sufrido por el PSOE en Algeciras. Y además José Antonio Griñán no se va por la puerta grande sino por la puerta falsa y con la juez Mercedes Alaya pisándole los talones, ya que el caso de los ERE, le ha ido minando personal y políticamente al verse señalado. José Antonio Griñán que cuando Chaves lo hizo presidente de la Junta de Andalucía no era un cualquiera a nivel institucional (en su trayectoria política destacan los de ministro de Sanidad y Consumo ,ministro de Trabajo y Seguridad Social, y consejero de Salud y durante la presidencia española de la Unión Europea en 1995 ostentó la presidencia del Consejo de Ministros de Empleo y Asuntos Sociales), pero que el plano de lo orgánico no ha dado la talla, ha sido imprevisible, un rasgo que marca su trayectoria política y personal, que desconcierta a propios y extraños. Desde que fue designado presidente de la Junta de Andalucía, en 2009, Griñán se ha distanciado de forma cada vez más evidente de los dirigentes del PSOE de su generación. El contacto con Manuel Chaves, que fue quien le propuso tomar el relevo en la Junta y con quien le unía una amistad de más de 30 años, ha desaparecido. Se limita a lo imprescindible. Para llegar a este punto de ruptura entre los dos ha habido conflictos personales y políticos. Griñán entendía que cuando se hizo con la presidencia de la Junta, Chaves pretendía tutelarle desde la secretaría general del PSOE andaluz. Forzó la convocatoria de un congreso extraordinario para hacerse con las riendas de la federación más importante del PSOE. Se vio solo, sin el apoyo de los dirigentes que habían marcado el rumbo de Andalucía durante dos décadas y sin conocer a fondo las entrañas del PSOE. Le irrita que se le recuerde esta circunstancia, pero lo cierto es que Griñán ha tenido siempre una vida orgánica limitada. El suyo siempre ha sido un perfil más institucional.