“Cuando vemos que el primer interés de una institución parroquial o educativa es el dinero, esto es una gran incoherencia”, ha señalado el pontífice a lo largo de su discurso, de una hora de duración, en el que también indicó que el coche “es necesario”, pero insistió en que es mejor un vehículo “humilde”. “Si os viene la tentación de un buen coche, pensad en los niños que se mueren de hambre”, ha añadido. En su homilía, el Papa dio la bienvenida a los seminaristas y a las monjas y les recordó que si la Iglesia es “la esposa de Cristo”, ellos constituyen “el momento del noviazgo, la primavera de la vocación, la estación del descubrimiento, de la prueba y de la formación”. Les recordó que la palabra de Dios nace de la misión y ésta parte “de una llamada” que hace el Señor. “Quien es llamado por Él, lo es para ser enviado”, ha argumentado, al tiempo que ha indicado que los puntos de referencia de la misión cristiana son la alegría de la consolación, la cruz y la oración. El Pontífice resaltó ante su audiencia que la evangelización “se hace de rodillas” e instó a los seminaristas y a las monjas a ser “siempre” personas de oración. Además, subrayó que la difusión del Evangelio “no está asegurada ni por el número de personas, ni por el prestigio de la institución, ni por la cantidad de recursos disponibles”. “Lo que cuenta es estar imbuidos del amor de Cristo, dejarse conducir por el Espíritu Santo, e injertar la propia vida en el árbol de la vida, que es la Cruz del Señor”, ha concluido.